
En la jornada de ayer sesionó por primera vez la nueva administración de la Junta Nacional de Drogas (JND). Tras el encuentro, se dieron a conocer algunos de los lineamientos que seguirá el organismo en este quinquenio. En contraste con el Gobierno anterior, se anunció que se va a trabajar de forma diferente en cuanto a la coordinación con las distintas Juntas Departamentales de Drogas en todo el país. Según se explicó se encontraron proyectos que se están trabajando desde distintas instituciones que son proyectos similares que demandará una reorganización de los recursos.
SALUD MENTAL Y DROGAS
Los temas de la salud mental y drogas por lo general se los aborda en forma separada, cuando en realidad las nuevas autoridades consideran que se los debe afrontar como una política de salud mental con la política del uso problemático de drogas. En el mismo sentido, se manifestó que hay preocupación por las personas que hacen un uso no médico de determinadas medicaciones, que son excelentes para determinadas situaciones desde el punto de vista clínico, pero se advierte que la medicación tiene que estar bien indicada por médicos. Se ingiere ansiolíticos o antidepresivos son hacer una consulta al psiquiatra y so bien existe un control en la venta de psicofármacos (a través de la receta verde), hay quienes consiguen igual medicamentos controlados y se automedican sin un seguimiento adecuado.
INSOMNIO
Uno de los problemas que se padecen actualmente tiene que ver con el insomnio o dificultades para conciliar el sueño. Y en ese sentido se ha tomado conocimiento que muchas persona toman medicamentos que dicen ser de origen natural, pero que en realidad son peligrosos sino tienen un control profesional adecuado. Este tipo de medicamentos generan una dependencia muy importante en las personas que luego no pueden dejar de tomarlas y es una de las adicciones que se debe combatir de la misma manera que se pretende dar batallas a las drogas que afectan al sistema nervioso como el alcohol o estupefacientes.
ADICCIÓN SILENCIOSA
Algunos psiquiatras describen una situación que ven con frecuencia en el consultorio: un paciente consulta por un problema y el médico, a través del diálogo, a veces por casualidad, se encuentra con otro: la dependencia a un ansiolítico. A veces llevan dos, tres o más de veinte años tomándolo. Si el paciente no toma el fármaco, no duerme, si lo abandona de golpe, aparece un malestar que escala con el paso de los días. De no recibir la dosis a la que el cuerpo se acostumbró o de no retirar la pastilla lenta y estratégicamente, a veces con otro fármaco de la misma familia, el cuerpo reacciona y sufre tanto como la psiquis: es la abstinencia, que es tan grave como la del alcohol. Solo para tener una idea el año pasado las farmacias de los hospitales públicos dispensaron más de un millón de recetas de benzodiacepinas: 2.800 por día, según información de ASSE y su uso irracional preocupa a los expertos y a las autoridades de la JND.
DESDE LA ADOLESCENCIA
Lo que generó alarma en los últimos meses fueron los datos que reveló la Encuesta Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en Estudiantes de Enseñanza Media: el 14,6% de los jóvenes encuestados dijo haber consumido “tranquilizantes” en los últimos 12 meses; de ellos, el 7% lo hizo sin prescripción médica. Por otro lado, el 24,4% de los jóvenes los consumieron “alguna vez en la vida”. También se registró que el consumo de los “tranquilizantes” -no se especifica a qué fármacos hace referencia- se inicia, en promedio, a los 13 años. La mayoría son mujeres.