
Saladero, que venía entonado luego de golear a Fénix, debía certificar su chapa de candidato frente a Dublín Central. Los tricolores, en oposición a los de negro y blanco, traían consigo dos derrotas al hilo, que lo colocaban entre los colistas de la tabla de posiciones, sin unidades.
Es tal vez esta diferencia en las puntuaciones que al club de calle Rivera se lo notó en buena parte del partido mucho más replegado, protegiendo más su arco que pensando en el contrario. Los momentos en donde se atentó contra Cardona, guardameta salero, fueron a cuenta gotas. Saladero por su parte fue mucho menos sinérgico que veces anteriores y le costó generar los circuitos que le abrieran los espacios para conquistar al adversario. No obstante, también merece destacarse la gran labor de Roldán, el portero dublinense, quien descolgó con mucha seguridad varios centros y sobre todo intervino en balones de gol en al menos tres ocasiones.
Hubo rendimientos que no repitieron con tanta solvencia como en la fecha pasada, como lo son los casos de Lima y Albín. El equipo sintió la falta de dinámica por la banda, también producto de la labor de los laterales rivales que se sobreexigieron para evitar la llegada rival por los flancos. Uno de esos laterales sería expulsado, Lentinelly, luego de una falta contra Lúquez al borde del área. Minutos antes habían tenido una discusión fuerte y el futbolista de Dublín, antes de retirarse de la cancha, le propinó un golpe con el pie estando el jugador de Saladero tirado en el piso.
Adrián Canosa