viernes 25 de abril, 2025
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Especialista en medicina integral destaca el equilibrio físico-emocional como punto de partida a la sanación

Edicto Matrimonio

Por Melisa Ferradini.
Cada vez es más evidente que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino un estado de equilibrio integral entre cuerpo, mente y emociones. La Psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE), una disciplina científica que estudia cómo interactúan el sistema nervioso, el inmune, el endocrino y la psique, pone el foco en cómo el estrés, las emociones y los pensamientos influyen directamente en nuestra salud física. Desde este enfoque integral, el Dr. Erick Martínez -especialista en medicina integral, bio-psicoeducación y Medicina integral y de anti-obesidad-, sostiene que el camino hacia una vida más saludable comienza por reconocer el papel de nuestras emociones, transformar hábitos y construir un estilo de vida que contemple la salud mental, física y emocional como un todo. En diálogo con CAMBIO, nos comparte consejos, pautas y herramientas para llevarla a cabo.
LA INTUICIÓN
“La intuición es una herramienta fundamental en mi trabajo, me permite sentir lo que la otra persona necesita más allá de lo que dice”, afirmó. Este enfoque le permite acompañar a sus consultantes no solo desde lo racional, sino también desde una conexión empática y energética. Profundizó en cómo el cuerpo expresa lo que muchas veces no se puede decir con palabras. “Las emociones mal gestionadas pueden generar síntomas físicos. El cuerpo habla cuando no nos escuchamos”, reflexionó. Así, resaltó la importancia de aprender a registrar lo que sentimos para prevenir enfermedades. También mencionó el creciente interés por las terapias complementarias, como el Reiki o la Bioenergética, que cada vez ganan más espacio en el ámbito de la salud.
DOLOR EMOCIONAL
El Dr. Martínez no habla solo como médico. Habla como quien ha observado durante años cómo el dolor emocional se transforma en enfermedad. Cómo el cuerpo empieza a fallar cuando la vida deja de tener sentido o cuando la tristeza se vuelve rutina. Su especialidad, la psiconeuroinmunoendocrinología, parece un trabalenguas, pero en realidad es una forma de volver al origen: entender al ser humano como un todo. “Hace más de 2.500 años que se sabe que la mente, el cuerpo y las emociones están conectados”, dice. Pero recién ahora la ciencia empieza a comprobar lo que los sabios de antaño intuían. El estrés no solo cansa: desactiva el sistema inmunológico, desordena las hormonas, enferma. Martínez asegura que no hay salud física sin salud emocional.
SANARSE
Hoy, vivimos en una sociedad que se ha acostumbrado a medicarse pero no a sanarse. “Tomamos metformina para la diabetes, levotiroxina para la tiroides, ansiolíticos para dormir. Pero nadie pregunta cómo está el corazón de esa persona. Qué le duele, qué perdió, qué no puede soltar”. No es que los medicamentos sean malos. Pero son solo una parte del camino. El otro, muchas veces olvidado, es revisar lo emocional. “He visto pacientes mejorar radicalmente al cambiar la forma de alimentarse, de pensar, de vincularse”, cuenta. “La alegría fortalece el sistema inmune, la tristeza sostenida lo deprime”. En su diagnóstico de la sociedad moderna, hay un enemigo silencioso: el azúcar. “Estamos intoxicados. No solo por el alcohol o los medicamentos, sino por el azúcar, que está presente hasta en el pan”. Lo llama el gran adormecedor. “Afecta el intestino, el cerebro, produce inflamación crónica.
LAS EMOCIONES
Martínez, insiste en que hay que educar emocionalmente desde pequeños. “Nos enseñaron a no llorar, a callar lo que sentimos. Pero el cuerpo no olvida. Y cuando no expresamos lo que nos pasa, lo somatizamos: la tiroides se enferma, la piel, los intestinos”.
Por eso promueve la bio-psicoeducación: aprender a sentir, a poner en palabras, a encontrar propósito. Y también a elegir bien qué comemos, cómo dormimos, con quién compartimos la vida. Porque, al final, dice, “la verdadera medicina es la vida misma, vivida con consciencia”.