
Comenzó la cosecha de soja en el norte, con rendimientos que reflejaran el impacto de las olas de calor en el verano. El Ing. Agr. Álvaro Mazzilli de Agrocentro Salto, indicó que la irregularidad en los rendimientos esperados, se debe a las condiciones climáticas adversas que atravesaron los cultivos, con una sequía significativa en enero y altas temperaturas que complicaron el desarrollo de las chacras en la región de Salto y el norte de Paysandú.
Según el profesional, la situación en el norte del país contrasta con lo que se observa en otras regiones. La falta de agua en enero, un fenómeno habitual en la zona, se vio exacerbada por temperaturas que alcanzaron los 40 grados, sumado a una gran amplitud térmica con noches de 25 a 30 grados, lo que generó un estrés considerable en las plantas de soja. Esta combinación de factores provocó la caída de muchas chauchas y el desarrollo de granos más pequeños. Sin embargo, las lluvias de fines de febrero y principios de marzo permitieron una cierta recuperación de los cultivos, aunque con la presencia de un grano pequeño que podría perderse durante la cosecha.
En cuanto a los rendimientos esperados, Mazzilli señaló que, en general, se prevén cifras por debajo de los 2.000 kilos por hectárea en la mayoría de las chacras de secano en el sur de Salto y el norte de Paysandú, una zona que describió como «bastante castigada». Para las mejores chacras de secano, se estima un rendimiento en torno a los 2.000 o 2.100 kilos, marcando una diferencia significativa con las áreas que sufrieron más la sequía.
Al ser consultado sobre si estos rendimientos alcanzan para cubrir los costos de producción en la zona, Mazzilli admitió que el margen es «muy ajustado». Explicó que el punto de equilibrio se sitúa hoy en día entre los 1.800 y 1.900 kilos por hectárea, sin considerar renta ni flete, y teniendo en cuenta el costo de la semilla, que en la región no siempre es de producción propia. Subrayó que, dadas las condiciones climáticas y los tipos de suelo locales, los productores operan constantemente «al borde, en el límite».
Maíz con 10.000 kilos
Más allá de la soja, Mazzilli también se refirió a otros cultivos. En el caso del maíz con riego, los rendimientos fueron «muy, muy buenos» para la zona, alcanzando alrededor de los 10.000 kilos por hectárea. No obstante, también mencionó la presencia de síntomas de chicharrita en algunas chacras de maíz de segunda.
Respecto al arroz, indicó que se están observando «muy buenas producciones» y que los productores se encuentran satisfechos con los rendimientos, aunque queda la incertidumbre sobre la evolución de los precios.
Aumento del área de colza
De cara al invierno, los productores de la zona mantienen su apuesta por el trigo, a pesar de que el escenario económico actual presenta desafíos. Muchos ya cuentan con semilla y maquinaria, lo que modifica el cálculo de los costos. Sin embargo, se percibe una tendencia creciente hacia la siembra de colza, un cultivo que presenta un panorama económico «un poco más tentador».
Mazzilli confirmó esta perspectiva, señalando que, ante la mejora de los valores de la colza, se espera un aumento en el área destinada a este cultivo. En este sentido, anticipó que la colza ganará terreno frente al trigo y la cebada dentro de las opciones de invierno, con el trigo manteniéndose o experimentando una ligera baja, y la cebada con una disminución más marcada en la superficie sembrada.
Ante la necesidad de mantener la productividad de sus tierras, Mazzilli concluyó que «una vez que estás en carrera, el productor tiene que producir, tiene que plantar. Si no plantas, el área queda improductiva y es pérdida».