
Las pérdidas reproductivas en el ganado constituyen un desafío constante para los productores, atribuidas comúnmente a factores ambientales, sanitarios o de manejo. Sin embargo, existe un componente a menudo subestimado que ejerce un «impacto oculto»: las enfermedades hereditarias. Así lo expuso el Dr. Luis Martino en su presentación durante la jornada de actualización en Sanidad Animal, propuesta por la Plataforma de Salud Animal del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), desarrollada en la estación experimental «La Estanzuela». El profesional destacó la creciente tendencia en el diagnóstico de estas patologías a nivel mundial y, particularmente, en Uruguay.
Según Martino, quien cuenta con décadas de experiencia en la investigación de estas afecciones, las enfermedades hereditarias son un problema complejo que ha crecido «prácticamente exponencialmente» en su registro global, una tendencia que Uruguay replica. Esta similitud no es casual; se debe al uso de las mismas tecnologías reproductivas y al creciente comercio internacional de genética. Aquellos genes recesivos que causan la mayoría de estas enfermedades pueden distribuirse «silenciosamente durante años o décadas antes de hacerse manifiesto».
El Dr. Martino subrayó que estas enfermedades ocurren en «predios comerciales» en Uruguay, tanto en ganado de carne como de leche. Si bien la prevalencia al parto estimada puede parecer baja (alrededor del 0.9%), la mortalidad perinatal calculada alcanza el 15%. Además, estudios sugieren que las pérdidas embrionarias en el primer tercio de la gestación pueden llegar hasta el 19%. «Nuestra hipótesis y lo que queremos plantear (…) es que estas enfermedades hereditarias son una causa poco estudiada, oculta», afirmó.
Para ilustrar este «impacto oculto», Martino presentó varios ejemplos de enfermedades hereditarias diagnosticadas en Uruguay:
* En la raza Herford, se mencionaron la Disostosis Mandibulofacial (Ternero Shocker o Guasón), una mutación recesiva que causa malformaciones mandibulares severas, sordera e impide mamar, llevando a la muerte neonatal. Su prevalencia génica ha alcanzado más del 20% de las vacas portadoras en algunos predios afectados. Otro ejemplo es una Neuropatía que causa convulsiones intermitentes y está asociada a líneas de alta performance, así como la Enfermedad de la Orina del Jarabe de Arce, común en Poly Herford, letal por un defecto metabólico que genera neurotoxinas y cuya orina tiene un «olor dulce muy fuerte». La prevalencia génica de esta última es muy alta, entre 25% y 35% en vacas portadoras en predios afectados. También se mencionó una Cardiomiopatía asociada al pelaje crespo.
* En la raza Angus, se destacó la Osteopetrosis Letal (Enfermedad de los huesos de mármol), que afecta la remodelación ósea y causa severas deformaciones esqueléticas y anemia, llevando a la muerte al nacer. Con una prevalencia génica de 20% a 40% en vacas portadoras en predios afectados, esta enfermedad provoca pérdidas por abortos a término o medio término. La Artrogriposis Múltiple Congénita, relacionada con líneas de toros populares, causa deformación vertebral y atrofia muscular.
* En ganado Holando, se señaló el Complejo Malformación Vertebral (VMC), asociado a toros de alta producción láctea, que lleva a abortos o muerte fetal a término y se caracteriza por «vértebras mal formadas y y son emivértebras». Aunque su frecuencia en el rodeo lechero uruguayo es relativamente baja (0.01-0.1%), está presente en un 30% de los predios y se estiman unos 40 casos al año. Martino también mencionó otros haplotipos de fertilidad (HH1, HH3, HH4, HH5, CVM, Braquiespina) que afectan la eficiencia reproductiva en esta raza, generando pérdidas embrionarias y fetales.
La detección de estas enfermedades se basa en la observación clínica, la patología (mediante necropsias y estudios histológicos) y, fundamentalmente, en el diagnóstico genético. Este último es crucial para identificar a los animales portadores que, sin manifestar síntomas, pueden transmitir la mutación a su descendencia.
Martino concluyó su presentación enfatizando que, dado que Uruguay es conocido como la «cabaña de América» y estas enfermedades de cabaña están presentes, es vital investigar su impacto real en el rodeo nacional. «Las pérdidas ocultas este como hipótesis de trabajo para investigaciones ¿Qué impacto están teniendo estas enfermedades genéticas en nuestro país tanto enganado de carne como en ganado de leche… estas enfermedades deberían investigarse con más cuidado ver qué impacto están teniendo en en nuestro rodeo», sentenció, apelando a la comunidad técnica y productora para reconocer y abordar este desafío genético.