martes 15 de julio, 2025
  • 8 am

Despacho de tropa: «Si no conocés el predio, es un riesgo muy grande»

En diálogo con CAMBIO, el presidente del Centro Médico Veterinario de Salto, Dr. Jaime Sanchís, señaló que «el problema de la garrapata viene desde hace años y en el norte estamos bastante más complicados que en el este del país» y agregó que «de los test de sensibilidad que realizamos en la mayoría de los productores, casi ningún producto funciona», explicó.
Esta situación deja al productor y al veterinario con muy pocas alternativas eficaces, determinando que los despachos de tropa hacia otras zonas sean de alto riesgo sanitario, tanto para los animales como para los profesionales. «Si el veterinario no conoce el predio, no sabe qué droga funciona ni la carga parasitaria, ni qué potreros están más contaminados. Certificar que un ganado está libre de garrapata en esas condiciones es riesgoso», advirtió.
Garrapata muerta
Uno de los cambios más controversiales en los últimos años fue la habilitación del despacho de ganado con «garrapata muerta», permitiendo emitir un certificado especial tras aplicar un tratamiento, aún si el animal presenta parásitos muertos. «Ese decreto nos generó una gran preocupación. Presentamos un informe al Ministerio expresando nuestro desacuerdo porque habilitar el movimiento de ganado con garrapata muerta es habilitar la diseminación de cepas multirresistentes al resto del país», sostuvo con firmeza. «Si hay garrapata muerta, hay garrapata viva también».
En ese marco, la Sociedad de Medicina Veterinaria elaboró, junto a otras instituciones, un nuevo informe técnico en 2024 para presentar a las actuales autoridades del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Este documento busca generar un nuevo enfoque estratégico para encarar el problema. «El Ministerio formó un grupo de trabajo con la Facultad de Veterinaria, la Sociedad de Medicina Veterinaria, la Academia de Veterinaria, la Asociación Rural, la Federación Rural, el INIA y otros actores. Estamos tratando de definir qué rumbo tomar antes de que comience la próxima generación de garrapatas, que es ahora en julio», explicó el Dr. Sanchís.
«No vemos solución clara a corto plazo»
Aunque el ministro del ramo declaró que al problema hay que «darle un shock», las soluciones definitivas no están a la vista. «La verdad es que no vemos una solución clara a corto plazo», reconoció el presidente del Centro Médico Veterinario de Salto. Si bien destacó la llegada de una nueva molécula que ha mostrado alta eficacia y aún no presenta resistencia, alertó que, si se la utiliza como único recurso, su durabilidad será limitada. «Los parásitos hacen mutaciones genéticas incluso antes de que aparezca una droga, y cuando presionamos con una única molécula, sobreviven los que mutaron y transmiten esa resistencia a su descendencia», explicó.
Para el profesional, la clave está en diversificar estrategias. «No nos podemos quedar solo con dos grupos químicos. Hay que incorporar otras herramientas: vacunas, productos biológicos, hongos en el suelo, y medidas de manejo. La solución va a depender del predio. En algunos se podrá erradicar, en otros se deberá controlar».
Vacuna: «ojalá funcione»
En ese sentido, valoró el desarrollo de una vacuna contra la garrapata, actualmente en fase experimental. «Ojalá funcione. Aunque controle solo el 50% o 60% de la población, ya sería una ayuda importante», sostuvo. Pero alertó sobre los desafíos logísticos, porque desde su aprobación «a producir los millones de dosis necesarias hay un largo camino».
También se refirió a la aplicación de hongos en el suelo, una estrategia biológica que ha sido ensayada por el Ministerio en zonas como Quebracho y Cerro Largo. «Los ensayos teóricamente muestran buenos resultados. No van a erradicar la garrapata, pero ayudan a reducir la población», afirmó.
Otro aspecto clave es el manejo del ambiente, especialmente ante situaciones de abundante pastura como la registrada este verano. «Con mucha pastura, la garrapata queda protegida. Y el 95% de la población de garrapatas está en el campo, no en el animal. Si solo controlamos sobre el animal, nos va a llevar más de un año limpiar el campo», advirtió.
El veterinario remarcó que las soluciones deben ser adaptadas a cada establecimiento. «Capaz que un productor está rodeado de soja y tiene condiciones para erradicar, pero si el Ministerio no cuida a ese grupo de productores que invierte para erradicar, el esfuerzo se pierde. No alcanza con eliminar la garrapata, hay que evitar que vuelva a entrar», subrayó.
Policía Sanitaria
En este punto, el Dr. Sanchís remarcó el rol que debe asumir el Estado. Desde su punto de vista, «el Ministerio tiene que cumplir la función de policía sanitaria, pero hoy no lo está haciendo. Hay una ley que establece que a los diez días de arribado un ganado al sur, tiene que revisarse. Pero si no hay personal o controles, esa garrapata queda y se dispersa», explicó. Denunció también que han desaparecido los puestos de control carretero que verificaban guías y revisaban tropa. «Hoy el único puesto que más o menos funciona es por ruta 3. Por ruta 5 no hay control, y el ganado puede entrar al sur sin ser revisado», afirmó.
Respecto al rol del veterinario, el presidente del Centro Médico Veterinario de Salto destacó un cambio positivo en los últimos años. «Antes, el veterinario iba solo para resolver problemas puntuales. Hoy, hay una mayor integración del veterinario en la empresa agropecuaria, lo cual es muy positivo», dijo. Señaló que los establecimientos se han transformado en verdaderas empresas, muchas veces manejadas por inversores que desconocen el rubro, y que por eso requieren asesoramiento técnico permanente. «Un veterinario en el predio puede aportar mucho en sanidad, reproducción y alimentación. No se trata solo de ir a revisar si la vaca está preñada», remarcó.
En esa línea, valoró el proyecto del Dr. Adolfo Bortagaray sobre la figura del veterinario corresponsable. «Es como tener un médico de cabecera. En muchos predios funciona muy bien», señaló.
Despacho de tropa
Uno de los temas más sensibles, para los veterinarios, es el despacho de tropa, donde el veterinario certifica que el ganado está libre de garrapata. «Es una responsabilidad enorme. Si no conocés el predio, es un riesgo muy grande. Hay una etapa de larva que dura siete días y es invisible. Aunque uno no vea nada, tiene que aplicar un producto eficaz de forma preventiva», explicó. En este sentido recordó que los garrapaticidas son aprobados con una eficacia del 95%, lo que implica que hasta un 5% de los parásitos pueden sobrevivir. «Siempre algo se escapa», reconoció.
En este caso contó como experiencia personal que «cuando recién empezaba, hice un despacho de tropa con novillitos Holando hacia Colonia. Juraría que no tenían garrapata. No había trazabilidad en esa época. Me comí una multa y seis meses de suspensión. Es un arma de doble filo».
Por eso, insistió en que el veterinario debe estar presente y conocer el establecimiento. «El productor generalmente sabe con antelación qué categoría va a vender. Entonces, se puede planificar el tratamiento con tiempo, elegir los potreros menos contaminados y preparar la tropa. Los casos de apuro existen, pero son los menos. La planificación es clave para reducir riesgos», concluyó.