
Por Melisa Ferradini.
La historia de “Como un león”, el unipersonal que Gustavo Bendersky dirige y protagoniza, nace del cruce entre la literatura de Haroldo Conti y un contexto inesperado: el confinamiento de la pandemia. Aislado en su casa, el actor y director redescubrió aquel cuento que había leído varias veces sin pensar en llevarlo a escena. Pero fue justamente en ese tiempo detenido, en ese espacio reducido —la cocina de su casa— donde comenzó a desplegarse un proceso creativo inusitado. En dialogo con CAMBIO, Gustavo nos cuenta detalles del unipersonal.
EL CUENTO
Haroldo Conti reconocido escritor argentino, con su pluma sensible y descarnada retrata en el cuento la vida de un preadolescente que habita un entorno de profunda precariedad. Para Bendersky, lo conmovedor y movilizador del texto radica en esa perspectiva infantil que narra, con humor e ironía, una realidad brutal sin caer en el desamparo. Esa mirada entre la esperanza y la tragedia se convirtió en un faro para la construcción escénica del espectáculo. El proceso fue intenso y artesanal. Durante tres meses, Gustavo entrenó solo, evocando imágenes a partir del cuento. Lo que comenzó como ejercicios físicos devino en escenas, luego en dramaturgia, y finalmente en una obra. Identificó “ideas madre” del texto —como la escena inicial del niño en su cama— y las transformó en dispositivos escénicos. La cama cucheta, por ejemplo, fue una decisión escenográfica que le ofreció múltiples posibilidades expresivas. Aunque en el cuento no hay mención de música, la puesta en escena incorpora canciones del repertorio litoraleño, anclando así la historia en un paisaje cultural más próximo al público del litoral argentino y uruguayo. La guitarra y la voz en vivo no solo acompañan, sino que crean una atmósfera inmersiva, sumergiendo al espectador en la crudeza poética del relato.
“COMO UN LEÓN”
“Desde sus inicios, el teatro ha sido un acto profundamente político. Bendersky recuerda que el teatro y la democracia nacieron juntos en la antigua Grecia. Esa coincidencia no es menor: ambos fenómenos promueven la participación, el diálogo, la confrontación de ideas”, relata. Cada función es, para él, un acto de ciudadanía cultural. “Como un león” no evita los desafíos que implica representar una realidad social tan delicada. Para Bendersky, interpretar a un adolescente siendo adulto requiere un trabajo físico y emocional riguroso. Pero también plantea interrogantes éticos: ¿Desde qué lugar se cuenta la historia de un otro vulnerable? ¿Qué responsabilidad conlleva esa representación? El espectáculo busca evitar respuestas cerradas: su rol es generar preguntas, abrir grietas en la conciencia colectiva. Con más de 100 funciones realizadas, la obra ha despertado en el público no sólo emoción y reflexión, sino también compromiso.
LA OBRA
La obra invita al público a sumergirse en un viaje íntimo y poético, donde la superación personal, la resiliencia y la fuerza interior se transforman en eje central del relato. Bajo la frase inspiradora “Con los ojos todavía cerrados me digo a mí mismo: levántate y caminá como un león”, la puesta en escena busca interpelar al espectador desde lo sensorial y lo emocional.