
Durante la zafra 2024-2025, la inversión en maquinaria agrícola en Uruguay alcanzó los US$ 191 millones, marcando un incremento del 4% respecto al ejercicio anterior, de acuerdo con el Índice de Inversión en Maquinaria Agrícola (Idima), elaborado por Carle & Andrioli en base a datos de la Dirección Nacional de Aduanas, y publicado por el sitio Los Agronegocios.
El indicador se elabora considerando las importaciones de tractores, sembradoras y cosechadoras, excluyendo implementos agrícolas y maquinaria usada. En este período, los tractores representaron la mayor participación, seguidos por las cosechadoras. Las importaciones crecieron 6% en cosechadoras, 4% en sembradoras y fertilizadoras, y 3% en tractores.
En el semestre julio-diciembre de 2024, la inversión había crecido 18%, mientras que en el primer semestre de 2025 se observó un descenso de 3%. La inversión por hectárea se ubicó en US$ 77, levemente inferior a la zafra anterior debido al aumento del área sembrada, que alcanzó 2,49 millones de hectáreas, un 10% más que la campaña previa.
El origen de las máquinas importadas se concentró en Brasil (38%) y Estados Unidos (26%), representando conjuntamente el 64% del total importado. También se registraron importaciones desde la Unión Europea, China, India, Argentina, México y Canadá.
A pesar de un contexto de precios agrícolas a la baja -FAO -7% e ingresos por precios promedio -20%-, el aumento de la productividad y la expansión del área de siembra generaron un incremento del 21% en la producción total, lo que sostuvo el dinamismo inversor. Las exportaciones agrícolas totalizaron US$ 1.991 millones, con un crecimiento del 22%.
El indicador de productividad ponderada por hectárea (IPPA) muestra un incremento de rendimiento de 13% en la última década, y 18% si se excluye el bajo rendimiento de soja en 2023. La incorporación tecnológica ha contribuido también a la eficiencia en el uso de insumos y a una producción más sostenible, con menor consumo de fertilizantes y combustibles.
Los precios del acero y la escasez de componentes en años anteriores han elevado el valor de los equipos importados, que ahora presentan mayores prestaciones tecnológicas. Según el informe, esta tendencia permite mitigar riesgos del cambio climático y mejorar la seguridad alimentaria, aunque el actual ciclo de precios bajos puede dificultar el acceso a nuevas tecnologías.
En relación a la financiación, los préstamos bancarios al sector agropecuario ascendieron a US$ 3.921 millones, con un aumento del 8% interanual, mientras que la tasa de morosidad se ubicó en un 1,3%.
Para la campaña 2025-2026, las proyecciones preliminares anticipan una alta superficie de cultivos de invierno, con una probable reducción en trigo y cebada, pero una expansión significativa de colza. En los cultivos de verano, el arroz podría reducir su área debido a la caída de precios, mientras que la soja enfrenta desafíos por las actuales condiciones del mercado.
El informe señala que, pese al entorno adverso de precios, el desempeño de las últimas campañas generó una base sólida de equipamiento que ha favorecido la productividad.