
El gobierno presentó este un informe sobre la cantidad de niños y adolescentes que no asisten a clases pese a estar en edad de educación obligatoria, e informó cuántos de ellos fueron recuperados y volvieron a la escuela o al liceo tras ir a buscarlos uno a uno durante junio pasado. El informe oficial da cuenta de que 5.382 niños y adolescentes no estaban yendo a clases, y que de ese total, 2.246 volvieron a un centro de estudios tras ser contactados por equipos técnicos de distintas oficinas del Estado. El resto, 3.136 niños y adolescentes que sigue sin asistir a la escuela o al liceo, perderán la asignación familiar, adelantó la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
BÚSQUEDA
En los últimos días se desplegó en todo el país una estrategia para la revinculación educativa de niños, niñas y adolescentes que el sistema de información registraba como desvinculados de sus centros educativos de referencia. El martes 29 de julio se cerró la etapa de búsqueda, aunque el despliegue de acciones en territorio sigue. Los equipos territoriales, a pesar de que llegaron debilitados de la gestión anterior, han trabajado intensamente en un corto lapso. El Estado maneja una cifra de 5.382 chiquilines en edad de educación obligatoria que están desvinculados de la educación.
RESULTADO
Según el informe se revincularon 2.246 niños y adolescentes de los 5.382 que se salió a buscar. Es un número que no conforma en términos relativos porque la educación es un derecho que debe estar garantizado para todos los niños. Se dispone de más información que al comienzo de la estrategia y por tanto se cuenta con más elementos para profundizar el trabajo”, señala el informe que presentaron la Anep y el Mides. La realidad también indica que a pesar de los esfuerzos realizados 3.136 van a dejar de percibir las Asignaciones Familiares al no cumplirse el primer requisito para cobrarlas que es estar asistiendo a un centro educativo. En algunos casos se identificaron mejoras posibles en los registros del Estado que aún hay que seguir consolidando, mientras que en un alto porcentaje de esos chiquilines encontramos situaciones complejas de desigualdad y exclusión a los que nos enfrentamos como ejecutores de las políticas públicas.