
Con la presencia de destacados especialistas nacionales e internacionales, Biogénesis Bagó realizó el pasado lunes 4 de agosto el Segundo Simposio de Integración Estratégica en la sede de la Asociación Agropecuaria de Salto. En ese marco, el médico veterinario Dr. Guillermo De Nava compartió su amplia experiencia en la implementación de la inseminación artificial a tiempo fijo (IATF), técnica que considera clave para aumentar la productividad, eficiencia y rentabilidad de los sistemas de cría en Uruguay.
«Es una tecnología que empezamos a aplicar en la segunda mitad de los años 90, y desde entonces venimos trabajando en su desarrollo y validación en el país», explicó De Nava, quien señaló que el equipo que integra ha implementado 839 programas de IATF sobre 197.000 vientres inseminados. Estos datos respaldan el enfoque con el que participó en el evento organizado por Biogénesis Bagó: «contar esa experiencia desde el punto de vista del impacto productivo y económico que puede tener la tecnología en los predios ganaderos».
Para De Nava, la IATF no es una técnica reservada para establecimientos grandes o altamente tecnificados. «Nos ha tocado sincronizar mil vientres, pero también tres vientres en algún productor modesto. Siempre lo hicimos con la misma responsabilidad. Es una tecnología para todos», afirmó. Sin embargo, subrayó que su implementación requiere ciertos requisitos mínimos: «No concebimos aplicar una tecnología como esta si hay problemas sanitarios que afecten los resultados, como garrapatas o hemoparásitos. Por eso es clave planificar».
En ese sentido, destacó la importancia de contar con instalaciones básicas para el manejo animal y un adecuado estado sanitario de los rodeos. «La planificación es fundamental para lograr que los ganados lleguen en las mejores condiciones al momento de la inseminación», remarcó.
Más allá del tamaño: eficiencia como objetivo
Consultado sobre las diferencias entre razas o tipos de rodeos, De Nava aclaró que «hay más diferencias dentro de las razas que entre razas». Según su experiencia, las variaciones en los resultados reproductivos están más relacionadas con el manejo, la búsqueda de fertilidad y la adaptación al ambiente que con características raciales. «Hay rodeos más fáciles de preñar que otros, pero eso no depende tanto de la raza como del trabajo previo que se haya hecho con ese rodeo», afirmó.
Además, hizo énfasis en el valor de la rusticidad y la adaptación a las condiciones locales, señalando que «esperamos mejores resultados a medida que se aplica la tecnología y se ajusta a la realidad del predio».
Rentabilidad y retorno económico
Uno de los aspectos más relevantes de la IATF es su impacto económico. De Nava explicó que si bien los costos por preñez pueden parecer similares a los de un toro, la tecnología permite mejorar la calidad de la preñez mediante la concentración de partos hacia la cabeza de la estación, lo que incrementa significativamente el peso de los terneros al destete.
«Eso ya está cuantificado: el retorno económico por aplicar la IATF es de unos 22 dólares en vaquillonas y de 32 dólares en vacas con cría al pie», detalló. En este último caso, el retorno es mayor porque más del 90% de las vacas que se sincronizan están en anestro, es decir, no están ciclando al inicio de la estación reproductiva. «La tecnología induce la ciclicidad y deja a las vacas preparadas para que el toro las preñe en forma inmediata, si no lo hace la IATF. Ese efecto también mejora la concentración de la preñez».
Este diferencial en la distribución de los partos permite mejorar el desempeño productivo y reproductivo de las vacas en la siguiente estación, generando así un efecto acumulativo beneficioso para el sistema.
Comparación con la inseminación tradicional
De Nava también se refirió a las diferencias entre la inseminación convencional y la IATF. «Muchos productores nos dicen que con la inseminación tradicional tienen excelentes resultados, entonces no ven necesidad de cambiar. Pero eso aplica solo a la vaquillona, que es fácil de detectar en celo. En la vaca con cría al pie, que suele estar en anestro, no hay manifestación de celo, entonces la inseminación convencional no es viable», explicó.
En cambio, la IATF permite sincronizar y preñar vacas que, de otra forma, no podrían ser inseminadas. «La única tecnología que hace viable la inseminación en vacas con cría al pie es la IATF», afirmó con contundencia.
Cambios regulatorios y ajustes en los protocolos
Durante su exposición, De Nava abordó también el impacto que tuvo la prohibición del uso de estrógenos a partir del año 2020. Esta medida obligó a reformular los protocolos tradicionales, lo que en algunos casos afectó los resultados, particularmente en vaquillonas. «Estamos sacrificando entre 3 y 4 puntos porcentuales de preñez al no poder usar estrógenos, pero en vacas con cría al pie el impacto ha sido menor», señaló.
A pesar de esa limitación, la tecnología ha seguido avanzando y adaptándose al marco regulatorio vigente, manteniendo su eficacia como herramienta reproductiva.
Tecnología con visión sistémica
Uno de los conceptos más repetidos por De Nava fue la necesidad de abordar la reproducción ganadera desde una perspectiva integral. «Dentro del conjunto de tecnologías reproductivas, la IATF es sin duda una de las más relevantes. Pero debe complementarse con otras prácticas: asegurar una buena condición corporal al parto, controlar la sanidad, monitorear los toros, manejar adecuadamente la carga animal y el pastoreo», puntualizó.
En esa línea, valoró positivamente el uso de herramientas como el pastoreo Voisin, que ha mostrado mejoras en la producción de materia seca y eficiencia del uso del forraje.
Programas de apoyo: el caso de Procrea
El periodista consultó también sobre el programa Procrea, impulsado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca para mejorar los índices de preñez en la cría. De Nava expresó su respaldo a la iniciativa: «Aplaudo cualquier apoyo a la cría. El éxito del programa dependerá de cómo se instrumente».
Advirtió que el productor no vende porcentajes de preñez, sino kilos de carne, por lo cual el objetivo final debe ser mejorar la producción por unidad de superficie. «La tumba de los cracks es la producción por hectárea. Ahí es donde se define todo», dijo con énfasis.
En esa línea, recordó que la consultora APEO ha demostrado con datos concretos que los porcentajes de preñez están directamente correlacionados con la productividad e ingresos netos de los sistemas criadores.
«Hay muchos ejemplos de sistemas exitosos que combinan buenos indicadores reproductivos con una excelente producción por hectárea. Eso no se logra por casualidad, sino con planificación, sanidad, manejo y tecnología aplicada con criterio», concluyó.
Conclusión
En un contexto donde la eficiencia y la rentabilidad del negocio ganadero están cada vez más condicionadas por la competitividad global y los márgenes productivos, la IATF se consolida como una herramienta estratégica para Uruguay. Así lo dejó en claro el Dr. Guillermo De Nava durante su participación en el Simposio de Integración Estratégica organizado por Biogénesis Bagó, donde reiteró que la clave está en «planificar, aplicar tecnología y no perder de vista que lo que vende el productor son kilos de carne, no porcentajes».