Por Cary de los Santos Guibert.
La brisa fluvial del martes 13 de enero de 1880, se mezclaba con el aroma a metal recién pulido y la emoción palpable a orillas del río Clyde. No era un día cualquiera, era el debut del vapor «Cosmos», una joya tecnológica a punto de surcar las aguas en su prueba inaugural. Desde la orilla, los constructores, A. y J. Inglis de Pointhouse, y el ingeniero Thomas Elseé, observaban con un orgullo que no podían disimular. El casco de acero, reluciente y elegante, se deslizó por el agua y, para júbilo de todos, alcanzó una velocidad impresionante: 15 nudos por hora. ¡Un logro excepcional para la época que confirmaba su potencial!
LUJO, INNOVACIÓN Y CONFORT
Pero el Cosmos era mucho más que velocidad. Diseñado para la compañía Mensajerías Fluviales a Vapor de Saturnino Ribes, este barco era un emblema de lujo, innovación y confort. Cada rincón fue pensado para el disfrute de sus pasajeros. En la cubierta principal y salón principal deslumbraba con su decoración y tapicería, creando un espacio acogedor. Un piano, listo para amenizar las veladas, aguardaba a los 164 pasajeros de primera clase que se alojarían en sus espaciosos camarotes. Los 54 de segunda clase, por su parte, también gozarían de un confort notable.
SISTEMA DE ILUMINACIÓN ELÉCTRICA
Sin embargo, la innovación más deslumbrante brillaba con luz propia. El buque estaba equipado con ocho lámparas eléctricas del sistema Jablochkoff, una novedad que maravilló a los invitados. Y para Thomas Elseé, la prueba en las aguas del Clyde fue la culminación de sus esfuerzos en la búsqueda del mejor sistema de iluminación para el buque y de sus innovaciones aplicadas en su construcción.
