
Por Karina De Mattos.
En un intento de conocer la realidad del departamento de Salto en cuanto a la saturación sanitaria por aumento de pacientes positivos de coronavirus. En esta búsqueda CAMBIO dialogó con Gabriela González quien se desempeña como Secretaria del Sindicato Médico de Salto.
-¿Cómo se trabaja actualmente en los servicios de salud?
-Estamos todos muy exigidos, todos los servicios están en esta situación, porque ya no es obviamente, hay servicios que están mucho más sobrecargados como son los CTI, o las puertas de emergencia. Pero en realidad la atención se traslada a todos los servicios, primero porque ha cambiado la forma de trabajar, muchas de las policlínicas las estamos haciendo telefónicamente, hemos tenido que aprender como a comunicarnos de esa manera, por ejemplo a darnos cuenta cuando la paciente realmente necesita que se la cite para hacer un examen físico y no quedarnos cortos solamente con una llamada telefónica.
-¿Cuán lejos o cerca estamos de un colapso?
-Tal vez no sea muy bueno poner carteles porque por ejemplo, el CTI del Hospital no tiene camas, el CTI de agudos de la mutualista tiene camas destinadas para pacientes covid y hasta hace 2 días estaba lleno. Quedaban en Salto camas en los CTI polivalente en los Sanatorios Panamericano y Uruguay. Si aparecen nuevos pacientes covid, a ese paciente hay que trasladarlos. Pero entonces la saturación o el colapso son palabras que tal vez no pinten la realidad en el sentido de que por ejemplo para las autoridades colapso es cuando esté lleno el 85% de las camas de CTI, hoy estamos a un 75%. Estamos teniendo 4 mil diagnósticos positivos diarios, esto implica que en quince van a estar ingresando a CTI 80 personas por día. Entonces hoy no está colapsado entre comillas. Si vamos a los promedios del país, porque por ejemplo acá en Salto no tenemos camas, no hay en Frey Bentos, en Artigas ni en Rivera, no tenemos cifras pero las situaciones a niveles locales manejan otras cosas. Hay cosas sobre todo con esta pandemia que hay relaciones matemáticas que no fallan, si hoy hay 4 mil diagnósticos, en quince días tendremos 80 ingresos al CTI. No es que seamos tremendistas ni augurando desgracias, es que sabemos que eso va a pasar.
-¿Cuáles son las perspectivas?
-Básicamente la evolución de la pandemia tuvo un quiebre en noviembre a diciembre del año pasado, a partir de allí fue claramente otra cosa. No tuvimos la habilidad de transmitir lo que iba a pasar o tal vez no se nos escuchó. Porque el GACH, que fue el que muy responsablemente en cada momento y basado en evidencia científica fue diciendo lo que iba a suceder, tampoco fue escuchado. Creo que toda la confianza que se le dio a la ciencia en el primer año no fue escuchada a partir de este quiebre. A raíz de esto son las consecuencias que estamos viviendo. No fue escuchada por la población y tampoco por el gobierno.
¿Cómo se maneja el agotamiento médico?
-Lo que pasa es claro, nuestra función es cuidar la salud de todos. Estamos constantemente viendo cómo podemos prevenir. Tratar de por ejemplo una parte que está muy sobrecargada es el tema de los seguimientos, los médicos que tienen que llamar a las casas de los pacientes a ver cómo van sus síntomas, si es necesaria la visita, si es necesario que esa persona concurra a un centro de salud, todo ese trabajo intelectual y social, porque tiene mucho de social. Todo este trabajo está hecho por médicos que se han visto sobrepasados, porque una cosa era un seguimiento el año pasado, a hoy, es tanto el trabajo que es realmente agotador.