Por el Dr. César Suárez
Es ente instante que comienzo a escribir, son las ocho y cinco de la mañana del viernes cinco de abril de 2024, me levanté a las siete cumpliendo las rutinas habituales, tomé una cápsula de colágeno que vengo tomando desde hace como diez años tratando de prevenir las alteraciones que provoca el desgaste de las articulaciones, ignoro si me ha servido para algo porque no me puedo comparar conmigo mismo sin haberla tomado, sin dudas, hace diez años ya tenía más que motivos necesarios para estar desgastado, simplemente, por la edad que tenía, pero un día el reumatólogo me dijo que era un preventivo y que me convenía tomar y yo le hice caso y pasó a ser una rutina, lo único que no me gusta, es que lo tengo que tomar con un vaso de agua en ayunas, y aunque sé por experiencia que la sed es una sensación desagradable, tomar agua sin sed creo que es peor.
Los viernes, mi tarea laboral comienza al medio día por lo que aprovecho la mañana para realizar tareas pendientes, por ejemplo, escribir parte de la columna del Diario Cambio que se publicará el domingo, pero mientras preparo el desayuno, le doy de comer a mis 2 tortugas y mis dos gatos (dicho sea de paso, alguien necesita 2 tortugas y 2 gatos).
Simultáneamente escucho un informativo para enterarme de noticias que circulan al inicio de la mañana y lo primero que me entero es del fallecimiento de Senador Adrián Peña en un accidente carretero por un choque frontal con otro vehículo, sin duda una noticia impactante que tendrá a los medios muy ocupados en el día de hoy.
Este acontecimiento me recuerda una vez más la cantidad de accidentes frontales que se están dando en la ruta desde hace un tiempo, lamentablemente, siempre con víctimas fatales lo que me hace pensar que manejar en las rutas es una lotería cuyo premio mayor es llegar vivo a destino.
El accidente frontal se da por qué alguien se cruza de carril en una ruta de doble sentido sin separación de una de la otra más que una línea de pintura, el otro, que viene en sentido contrario ocupando su senda, sorpresivamente se encuentra con vehículo de frente al que le es imposible esquivar y el impacto es tremendo porque se suman las velocidades de ambos vehículos que vienen en sentido contrario y es casi imposible salir ileso, cuando no, muerto que es muy frecuente.
En este instante son las nueve menos cuarto lo que dice que estado escribiendo durante cuarenta minutos para llegar hasta aquí, como suele suceder, hacía 45 minutos no tenía idea acerca de que iba a escribir, pero la página se ha ido llenando en forma progresiva con todos estos comentarios ya llevo 463 palabras escritas y tengo que tratar de no pasarme demasiado de 600, unos 3500 caracteres con espacios incluidos para que la letra no quede muy chica.
A las 12 del medio día debo comenzar con la policlínica de Unidad de Heridas junto un equipo multidisciplinario que se ocupa de heridas de muy difícil resolución y donde entre todos los integrantes en forma coordinada sumamos conocimientos y experiencia personal para lograr el mejor resultado posible, ahí, durante 4 horas tenemos espacio para evaluar, hacer procedimientos y curaciones a 12 pacientes, que habitualmente son más por la alta demanda de estos pacientes que habitualmente asocian numerosas otras patologías lo que hace más difícil una correcta cicatrización, de ahí el equipo multidisciplinario para encarar todos los aspectos que padece cada paciente.
Es de destacar que también, este equipo tiene una rama ambulatoria para ir al domicilio de pacientes con heridas crónicas que no se pueden movilizar, pacientes derivados por otros colegas que suman mucha demanda, al equipo profesional y a la Unidad de Enfermería Externa conformados por Auxiliares de Enfermería que cumplen con las indicaciones médicas e intercambian información con el equipo para un control “en línea” con paciente en tratamiento.
Bueno ya llegué a 662 palabras y tengo que finalizar. Mañana releeré lo escrito, haré las correcciones necesarias, te pondré un título y la enviaré por correo electrónico a Diario CAMBIO.
