Por Andrés Torterola
En comunicación con CAMBIO, una abuela relató la historia de su nieta de tan solo tres años, una niña tierna, inteligente y muy especial. La pequeña mantenía una excelente relación tanto con su abuela como con su madre, y tenía buenos vínculos con el resto de la familia. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzó a mostrar un comportamiento diferente. Se volvió rebelde y empezó a tener repentinos ataques de llanto, además de mostrarse desobediente tanto con las personas con quien siempre había tenido una relación cercana. Estas conductas, inusuales en ella, llamaron mucho la atención. Por las noches, la niña se despertaba asustada debido a pesadillas y manifestaba pensamientos que sorprendían para su edad, como preguntarle a su madre qué sería de ella si ésta muriera. Además, comenzó a dibujar ataúdes y cruces, lo que preocupaba profundamente.
NO ERA NORMAL LO QUE SUCEDÍA
Llamó la atención ese tipo de conductas que no eran propios de ella, en ese momento su progenitor tenía un régimen de visitas diarias de varias horas, los padres de la niña no estaban viviendo como pareja, la mamá alquilaba una casa donde vivía con la nena. Los días viernes el progenitor tenía derecho a que la niña pernoctara en su casa, los restantes días no. La madre y abuela se percataron que cuando se acercaba la hora de ir con el padre la niña comenzaba a llorar, posteriormente los episodios comenzaron a agravarse, se hacía las necesidades fisiológicas en la ropa, cuando en realidad había dejado los pañales muy precozmente, también tuvo una regresión en el habla. La madre y abuela que se desempeñan en la docencia, comenzaron a darse cuenta que no era normal lo que sucedía, la niña comienza a negarse a que se le haga la higiene personal, no quería que la mamá la viera desnuda y se quejaba que le ardían los genitales.
CONDUCTAS SEXUALES POR PARTE DEL PROGENITOR
La madre y la abuela desconfiaron, un día se comprobó que había mucha irritación le consultan a la niña por qué le estaba pasando eso y la chiquita que estaba jugando con osos de peluche lo explicó de manera lúdica, también con palabras y muchos detalles, fueron varios relatos, iban transcurriendo los días y aparecían más datos, quedó en evidencia que se trataba de conductas sexuales que el progenitor le practicaba desde chiquita indicó la abuela. La mamá se presenta en la unidad de violencia de género, inmediatamente determinan la prohibición de acercamiento por 90 días, efectivizan la denuncia a nivel de fiscalía y comienza el proceso tortuoso que estamos atravesando indicó la abuela de la menor.
INFORME CONTUNDENTE
Posteriormente la niña pasó por pericias psicológicas por parte de profesionales del Instituto Técnico Forense, de ahí surgen indicios de abuso sexual, la psiquiatra realiza un informe contundente donde indica que si la niña lo relata de esa forma es porque lo ha vivido. Situaciones posteriores llevaron a que la justicia otorgara la tenencia a los abuelos paternos a pesar del informe otorgado por la psiquiatra. El proceso de recuperación de la menor sigue a cargo de su madre y abuela, ahora con el añadido de una denuncia contra una de las fiscales que investiga el caso, presentada por la abogada que representa a la madre de la niña.