Por Pablo Vela
Menos de 50 días para las elecciones departamentales, elección de un nuevo intendente y de las alcaldías que hoy tiene nuestro departamento.
Y el avance de la campaña genera infinidad de sensaciones: molestia, bronca, alegrías, asombro, etc.
Es que saber de primera mano el porqué del descontento de la ciudadanía con la clase política molesta y asombra. Con razón el salteño es reticente a expresar su apoyo de manera pública o masiva a un candidato, ya no se dan campañas como las de hace 15, 20 años.
A falta de menos de 50 días la ciudad se mantiene casi inalterada en lo que refiere a lo político, sucia y descuidada pero sin el reflejo de una campaña política que define si se cambia la manera de gestionar a Salto o se continúa con la desidia y el desinterés por lo general.
Asombra saber que tantos salteños queden de rehenes por acciones que lejos están de lo que se debe considerar Política, siendo sometidos ante la necesidad de conseguir algo a cambio; es a lo que se ha acostumbrado un sector de la población por acciones que se repiten en todos los Partidos Políticos.
Sin embargo, alegra saber que en definitiva y a pesar de comprender esas situaciones antes mencionadas, afortunadamente son mucho más los salteños que abren los ojos día a día y expresan su descontento no solamente con la “gestión” departamental sino también con los hechos que van saliendo a la luz.
Son miles los salteños que no dependen de esa visita disfrazada de “hacer política” que en mayo sacarán la cara por el resto porque la situación se hace insostenible: calles sucias, oscuras, rotas, cero gestión en pos del interior del departamento, nula promoción turística, cultural, poca y magra gestión en deportes, etc., etc., etc.
Es decir, no solo quedan en dichos o denuncias públicas, ahora en cualquier conversación con vecinos de todo el departamento surge la decepción por estar viviendo en un Salto que no desea nadie.
Sin cultura, sin turismo, sin obras, sin gestión en beneficio de los salteños, sin resaltar a nivel nacional salvo por cuestiones negativas o escándalos. Ni siquiera el intento de generar atracción de inversión privada, tanto en obras como de espectáculos que dejen en Salto salarios, dinero que se vuelque al comercio tan golpeado.
Nada de nada, no supieron o no quisieron. Un poco de ambas.
11 de mayo, fecha clave entonces para frenar la caída libre en la que vamos.
Día para decir basta del alevoso clientelismo, basta de ingresos innecesarios y sin parámetro ninguno a la Intendencia (la Intendencia no brinda un mejor servicio a pesar del ingreso masivo de militantes frenteamplistas), basta de abuso sobre los coterráneos necesitados y de darle de comer a los avivados que siempre están, que toman lo que venga de quien venga.
Hay un equipo de salteños que busca trabajar por Salto, que ya trabaja planificando los próximos cinco años, que ya piensa como gestionar los recursos de los salteños para todos los salteños.
Sin la estructura de otros, sin los cargos públicos de todo el resto, simplemente escuchando y contando como vemos el futuro de Salto, el apoyo a la candidatura de Marcelo Malaquina, día a día crece.
Salto merece una nueva realidad, nadie lo desconoce, ni el mismo hermano del actual intendente, que además hoy es candidato: reconoce que Salto busca un rumbo.
Salto merece un nuevo intendente.
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