Por Melisa Ferradini.
Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo suelen ser momentos de encuentro, balance y emociones intensas. Son fechas que invitan a compartir con otros, a cerrar ciclos y a proyectar nuevos comienzos, pero también pueden resultar movilizadoras para muchas personas que atraviesan duelos, cansancio emocional o altos niveles de ansiedad. En este contexto, la comida ocupa un lugar central: acompaña reuniones, encuentros familiares, brindis y despedidas, transformándose muchas veces en una vía de expresión emocional. Para reflexionar sobre el vínculo entre alimentación, emociones y hábitos saludables durante estas fechas, CAMBIO dialogó con la Licenciada en Nutrición Andrea Martínez, quien propone una mirada integral, atravesada no solo por lo nutricional sino también por lo psicológico.
COMPARTIR INSTANCIAS
“Lo social, el compartir instancias, momentos creo que siempre “carga” o “arrastra” el alimento, es una linda pregunta que invade el área más del psicólogo, estoy siempre con ellos, voy a consultar qué mirada dan ellos…”, expresó la nutricionista, marcando desde el inicio que estas fechas no pueden analizarse únicamente desde lo fisiológico. En ese sentido, Martínez destacó que el placer asociado a la comida no debería limitarse a momentos excepcionales. “El disfrutar y sentir el placer de comer lo podemos buscar y alcanzar todos los días. Tal vez lo asociamos más a lo emocional y no a lo fisiológico, puede estar vinculado a la oferta de alimentos y preparaciones que recibimos y no tener la capacidad de frenar, buscar el momento de saciedad y saber sostenerlo”, relata.
PRINCIPALES DESAFÍOS
Uno de los principales desafíos de las fiestas tradicionales de Navidad y Año Nuevo es evitar los excesos que luego generan malestar físico y emocional. Sobre este punto, la Nutricionista señaló que muchas veces el problema no está en comer, sino en cómo y cuánto se ofrece. “Para evitar los excesos podemos optar por ofrecer lo justo que se estima que se consumirá, optar por ofrecer algo atractivo a la vista, con el enfoque saludable siempre y controlando la porción”, nos cuenta. El vínculo entre la comida y las emociones atraviesa toda la vida cotidiana y se intensifica en estas fechas especiales. “Considero que el vínculo con la comida está siempre, para festejar, para reunir, para mimar, cuando estamos tristes, siempre está presente. Somos nosotros los responsables de optar por la calidad y cuantificar correctamente”, afirmó, remarcando la importancia de asumir un rol activo y consciente frente a la alimentación. Lejos de una mirada restrictiva, Martínez propone pensar la alimentación desde el equilibrio.
LAS ALTAS TEMPERATURAS
El verano y las altas temperaturas también inciden en las elecciones alimentarias. En este sentido, la profesional recomendó priorizar opciones frescas y una correcta hidratación. “Con las temperaturas extremas que vivimos se apuesta a las verduras y frutas frescas, a la buena hidratación, también entendiendo que el alcohol está presente en la sociedad. Para opacar su consumo sería ideal llegar a los 2 litros mínimo de agua en el caso de haberlo consumido, se entiende que no es lo propuesto ni lo recomendable pero sabemos que está asociado al brindis”, indica. Otro aspecto fundamental es no descuidar la estructura diaria de las comidas, aun durante las celebraciones”.