Por Julio Aguirrezábal
Es uno de los pocos curas que tiene “olor a oveja”, como lo pedía el Papa Francisco. Estar cerca y junto a su rebaño, recorriendo los barrios y teniendo esa misericordia con los más humildes y marginados. El Padre Martín Ponce de León volvió a su Salto natal, luego de haber realizó un vasto apostolado en Montevideo y en Mercedes. Fiel a su perfil bajo, Martín no aceptaba una entrevista, pero llegó de visita y no le dejamos opción, salió una entrevista con el amigo. Además es un columnista de las primeras horas de CAMBIO, acompañando nuestras páginas con sus columnas los lunes y sábados. En la nota Martín explora sobre los desafíos de la Iglesia de hoy y la necesidad de acercase a la gente
-Hablemos del Pesebre Viviente del sábado 20 de diciembre. ¿Cómo se inspiró, qué lo motivó para hacerlo?
-El año pasado hicimos un pesebre viviente en el barrio La Esperanza, era todo un desafío. Tan desafío, que cuando fuimos a pedir la casa donde íbamos a hacer el pesebre, la dueña de casa nos dijo, ¿…y qué es eso? y el dueño de casa después nos confesó que empezaron a ver en Google qué era un pesebre, porque no sabían qué es lo que le habíamos pedido y ahí empezaron a ver películas del nacimiento de Jesús. Hicimos en esa casa un pesebre y fue muy tocante encontrar en medio de tanta pobreza una palabra de amor y de paz. Posteriormente, hablando con Carlos Ardaix, le dije: el año que viene hacemos otro, pero en el Parque Harriague. Y bueno, siempre hay tiempo, para algo que pretende ser de Salto para Salto. Es gente de Salto que lo organiza, no es ninguna institución, pero sí el obispo nos apoya.
-Puede haber gente participando que ni siquiera va a la iglesia.
No les preguntamos, los invitamos. Por ejemplo, hay unas señoras que se ofrecieron a formar parte y no sé ni quiénes son.
-Si al leer esta nota a alguien le gusta la idea de participar, ¿Puede ser parte del Pesebre?
-Que vaya el viernes a las 18 horas al Parque Harriague. Vamos a estar ahí para hacer el único ensayo que vamos a hacer, es un desafío, porque una cosa es en un barrio y otra cosa es en el Parque Harriague. Ahí vamos a ver los movimientos y ver la gente que se tiene para armar, la ropa que nos falte. Esto está abierto a toda la comunidad. Al que quiera. Cuando se hizo el primer pesebre viviente en el Altar del Papa, Ardaix en su programa daba manija de que los que quisieran participar....
-…Lo recuerdo, porque CAMBIO fue partícipe de todo eso.
-Aquella vez se nos apareció un señor con un carro ofreciéndose para colaborar. Sí, dale, le dije, no hay problema. Después mirando las fotos nos encontramos que al costado del carro decía, “se hacen fletes”. Nadie le había prestado atención, que le podríamos haber puesto una rama, un trapo o algo, taparlo, pero entró al pesebre con ese carro.
-En aquel pesebre fue incalculable la cantidad de gente. ¿Qué expectativas tienen en este?
-Yo no me hago expectativas de nada. Para mí si hay diez personas y lo disfrutan, estoy feliz. Si hay la cantidad que sea y lo disfrutan, estoy más que feliz. Porque disfrutarlo es irse con un mensaje de paz, con un poco de amor. En este hoy que está lleno de violencia, de peleas, de discrepancias… Esa es la idea.
-¿Siente que hoy la sociedad está más distante de la Iglesia?
-Muchas veces me pregunto: ¿La sociedad está distante o la iglesia está distante? No es lo mismo. Y me parece que los dos tenemos que hacer algo. La sociedad no va a tomar la iniciativa de acercarse a la iglesia, entonces somos nosotros que tenemos que acercarnos. Para acercarnos tenemos que mirar más lo humano que es donde hoy hay crisis en valores, en respeto, en sentido común, en solidaridad, por más que uno encuentre esos chispazos, son necesarios más y hay cosas que no vemos o queremos mirar por otro lado. A mí, por ejemplo, me llama la atención la cantidad de gente que está en la calle que no son 30, que ya es mucha gente, no son 70, son un poco más tal vez más de 100.
-¿Es problema del Estado o es problema de la sociedad?
-El Estado no es la sociedad, la sociedad no forma parte. Entonces, me parece que tenemos que apoyar más y meternos más, involucrarnos más. Y como decía Francisco, no tener miedo a ensuciarnos. Francisco le pedía a la Iglesia que no tuviera miedo de estar herida, lastimada por una tarea y equivocarse, porque nos equivocamos permanentemente. Por ejemplo, charlé mucho tiempo con Wilson Núñez -que después murió de un infarto en la plaza, hace poco- y lo respeté y nunca le dije nada como tampoco a Julio que también murió de hipotermia allá en el Domingo de Corpus Christi. Nunca les dije nada que pasaban todo el día tomando caña y caña de la más barata. Y después uno queda con eso, yo tenía que haberle dicho algo, es un ser humano y se están destruyendo.
-¿La Iglesia es elitista? Salvo al Padre Martín, al cual conozco desde hace años, que lo veo embarrarse, porque siempre lo conocí embarrado y siempre metido en los barrios más pobres. ¿No será que hay una distancia muy grande entre la cúpula de la Iglesia y el resto de la sociedad?
-No sé, no sé. Yo lo que sí puedo decir es, pensé yo soy elitista. No, la iglesia es elitista. Pero, ¿quiénes me han acompañado a mí? Acá, en Mercedes, en todo eso de estar en los barrios, de trabajo social, de gente que uno dice son elitistas y sin embargo tampoco tienen problema en embarrarse, tampoco tienen problema de ir a los barrios y uno ve, por ejemplo, que hay curas que son muy solidarios. Tal vez cargo con una fama de siempre embarrado o vaya a saber qué.
-¿Cómo hace la iglesia para enfrentar -en particular los curas- esas nuevas versiones que indican que Jesús puede haber sido un alienígena, que los Ángeles también, ¿Cómo enfrentan eso?
-(Hace un lardo silencio, piensa) Sí, primero que nada me parece que hay que tomarlo con mucho cuidado, con cautela, porque uno no puede embanderarse contra la institución. Tampoco puede decir voy a esperar a que la institución saque un decreto y después me sumo. Hoy en día frente a todo eso, lo que creo y pienso, es que hay que tener mucho cuidado. Los cristianos son muy sensibles y son muy delicados de piel y lo que a veces viene a romper un esquema rompe más que un esquema. Destruye la fe, destruye un camino, destruye futuro y la modernidad o los avances no pueden destruir la fe, hay que salvaguardar la fe e ir buscando caminos nuevos, rumbos nuevos, posturas nuevas y no es fácil, pero me parece que hay que dar pasos lentos, muy tranquilos y no subirse al primer carro que pasa.
-Sobre el tema de los papiros que se encontraron. No mucha gente lo conoce, pero eso puede cambiar la historia.
-Y va cambiando la historia, porque nos va acercando a cómo era aquel tiempo. Por ejemplo, Jesús dice, si no se hacen como niños no entrareis al reino de los cielos y nos habla de ternura, inocencia, alegría, vivir la vida sin problemas y sin tanta angustia. Hay textos de la Biblia donde al padre se le decía con qué rigidez que tenía que corregir al hijo si no, se acercaba a ser como él y entonces uno dice ser niño es ser como el padre, ser como Dios y nada que ver con la ternura, la inocencia, los juegos o la alegría.
¿Las redes sociales pueden haber influido en ese alejamiento de la juventud, de la iglesia? Cada vez hay menos curas.
-La iglesia tiene mucho de comunidad, mucho. Y su vida es comunidad en la iglesia, yo diría no hay mucho espacio para los jóvenes. Pero las redes son yo, yo, yo y después yo. Este mundo, que pone el celular en mis manos, hace que me encierre ahí y me crea lo que ese mundo dice, lo que ese mundo presenta y para mí el mundo hoy es el celular. Y el mundo es tan chiquito que es un celular. Y la verdad es el celular. Y entonces, ¿yo para qué quiero una comunidad si lo tengo en la palma de mi mano? Lo apago cuando quiero, me inserto cuando quiero y ahí está todo.
-Ahí nos queda la duda, si el avance de la tecnología ayuda a la humanización o no.
En un montón de cosas ha ayudado, pero no ha humanizado, ha individualizado individuos en cuanto, para mí, y yo me arreglo, y yo puedo, y yo sé y yo tengo todo. Y uno ve cómo hoy en día ya están apareciendo lugares donde se prohíbe a los institutos de enseñanza entrar con un celular, porque no humaniza. No quiero equivocarme, creo que Australia prohíbe a menores de 16 años el uso del celular.
-¿Eso es bueno o es malo?
-El celular es un arma, es sin duda algo que me comunica con los demás. Me ubican en cualquier momento, antes que usted tenía el teléfono fijo, acá no quería que nadie lo llamara, bajaba, quedaba allá abajo, sonaba el teléfono, no estoy. Hoy en día los llevamos en el bolsillo, nos ubican donde sea. Y para manifestar que no quiero atender a alguien, le tengo que poner el visto y que el otro se entere que no lo quise atender. El celular tiene de todo, lo que uno busque…
-… pero también le abrimos las puertas a que nos controle.
-Ah, sí, también o que nos paspe. Yo, por ejemplo, una vez, no sé por qué motivo, me quedé mirando un video de pesca y hoy día ya no quiero ver más nada de pesca, porque vieron que me gustó eso y ahora me atomizan con todo lo relacionado a la pesca. Y qué quiere decir, que me tienen controlado, que saben que a mí me gustó esto y me lo me “ensoquetan” hasta que digan no voy ni al río a pescar.
-Por eso yo decía, si las redes sociales con toda esta absorción que hacen de la persona, la ha alejado de la iglesia.
-Yo creo que la ha alejado de todo lo que está fuera del celular y yo qué interés puedo tener por ese que pasó por la calle. Hoy me paró uno y me dice yo lo leo en el diario, no tiene una canasta para ponerle la fe arriba de la mesa en Navidad. La iglesia quiere y me parece que es tarea abrirse, me importa ese muchacho, me importa el que me salude aunque no me acuerdo quién es.
-Ahora el celular también tiene otra faceta de cautiverio que es la inteligencia artificial.
-Cuando empezó la AI, hace como tres años atrás, me dice un cura, voy a probar a ver qué hace la inteligencia artificial. Nosotros tenemos la costumbre, los salesianos, que cuando fallece alguien hacen una carta, te tiran algunos datos y él le tiró tres o cuatro datos de una persona que había muerto, que era yo, y me hizo la carta mortuoria. Y había algunas cosas que me decía, bueno esto para mí no cae, entra de rebote, pero no es lo mío, pero en el resto bien podía servir de carta mortoria para mí. Diga que no me había muerto, eso es un ejemplo claro de que se puede usar en forma neutra, se puede usar para el bien y se puede usar para el mal. A mí me dijeron, Martín, ahora para los artículos le tirás tres ideas a la AI y te hace el artículo. Sí, pero dejaría de escribirlo yo, ¿Qué tengo que poner?, ¿Por Inteligencia Artificial? No, prefiero vivir y decir no escribo más que caer en eso.
Domingo 14 de Diciembre, 2025 431 vistas