El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) comenzó el pasado 24 de noviembre, la prueba a campo de la vacuna experimental contra la garrapata, desarrollada por el Instituto Pasteur de Montevideo marca un punto de inflexión en la búsqueda de nuevas herramientas de control, complementarias a los tratamientos químicos tradicionales. El ensayo, que se desarrolla en establecimientos ganaderos de distintas zonas del país, abarcando realidades productivas y sanitarias diversas.
Uno de los predios seleccionados para esta etapa experimental es el establecimiento familiar del Dr. Juan Cruz Lorenzelli, productor y médico veterinario, ubicado en la zona de Valentín Grande, en el departamento de Salto. En diálogo con el programa La Hora del Campo, Lorenzelli explicó que la participación del predio se concretó luego de varias instancias de intercambio con el MGAP y el Instituto Pasteur. "El predio fue seleccionado para probar esta vacuna que se está evaluando", señaló.
La prueba se inscribe dentro de un plan nacional más amplio que involucra más de 4.000 animales, distribuidos en siete establecimientos ubicados en siete departamentos, al norte del río Negro y en el este del país. Se trata de zonas donde la garrapata representa un problema sanitario persistente y donde, en muchos casos, existen antecedentes de resistencia a distintos principios activos, lo que refuerza la necesidad de avanzar en soluciones alternativas.
Diseño del ensayo y manejo sanitario
En el establecimiento de Lorenzelli, el ensayo se diseñó siguiendo un protocolo estricto, que permite evaluar con rigor el comportamiento de la vacuna. El veterinario explicó que se trabajó con un total cercano a 460 animales, que fueron divididos en tres grupos bien diferenciados. "Se hicieron dos grupos de 180 animales cada uno, que fueron los que se inmunizaron, y se dejó un grupo testigo de 100 animales", detalló.
La vacuna se aplica por vía intramuscular y contempla tres dosis, con una primera aplicación inicial y dos refuerzos posteriores. "Se dio una primera vacuna y después se va a dar otra a los 21 días y la última a los 42 días", precisó Lorenzelli. En los dos grupos inmunizados se utilizó la misma vacuna, aunque con una pequeña variante en la formulación, con el objetivo de comparar su desempeño en situaciones de mayor exposición al parásito. "Es la misma vacuna con una pequeña modificación, para evaluar el efecto", aclaró, subrayando que los detalles técnicos de esa diferencia forman parte del trabajo específico del Instituto Pasteur.
El grupo testigo, en tanto, cumple un rol central en la evaluación. "Ese grupo no se puede mezclar nunca con los animales inmunizados y no se le puede hacer tratamiento, aun cuando aparezca garrapata", explicó Lorenzelli. En esos casos, el protocolo establece que cualquier detección debe ser informada de inmediato a los técnicos del MGAP, quienes concurren al predio para evaluar la situación y definir los pasos a seguir. "Eso va a marcar si el ganado inmunizado levanta garrapata o no, y el testigo, teóricamente, debería levantar", señaló.
Un predio con manejo preventivo
El establecimiento salteño presenta una característica que facilita el manejo sanitario: se trabaja exclusivamente con ganado soltero, lo que simplifica la aplicación de tratamientos y el cumplimiento de los calendarios sanitarios. "Manejar ganado soltero y hacer tratamientos es mucho más fácil que con un ganado de cría, que a veces está pariendo y se complica hacer los tratamientos en tiempo y forma", explicó Lorenzelli.
Desde hace varios años, el predio aplica una estrategia preventiva, basada en tratamientos sobre ganado limpio y no a partir de la presencia visible del parásito. "No esperamos a ver garrapata, sino que hacemos los tratamientos por calendario", afirmó. En esa línea, destacó la importancia de la rotación de productos y la realización de test de resistencia, herramientas que permiten sostener la eficacia de los principios activos disponibles.
Uno de los pilares del manejo sanitario es el uso de un baño de aspersión, que, según Lorenzelli, ha demostrado ser una herramienta eficaz y operativamente eficiente. "Es muy fácil de usar, rápido, y siempre se está bañando con producto nuevo. Eso es lo bueno que tiene el baño de aspersión", explicó. El control permanente del funcionamiento del sistema y la correcta mojadura de los animales son aspectos clave para asegurar los resultados. "El resultado está a la vista: la garrapata, por lo menos, la tenemos controlada", sostuvo.
Además, el productor destacó que en ese predio se vienen utilizando vacunas contra la tristeza parasitaria desde hace tres años, una condición que también fue considerada por el MGAP al momento de seleccionar los establecimientos participantes del ensayo. "Hace tres años que venimos con el uso de las vacunas, y me parece que es otra de las herramientas importantes que hay para este problema", señaló, al tiempo que instó a los productores a incorporarlas dentro de un enfoque sanitario integral.
Expectativas y señales iniciales del ensayo
Al momento de la entrevista, Lorenzelli señaló que los animales inmunizados no habían presentado ningún efecto adverso tras la aplicación de la vacuna. "No tuvieron ningún problema, nada, todo impecable, todo normal", afirmó. En cuanto a la presencia de garrapata, explicó que los animales ya se encontraban limpios al inicio del ensayo, lo que forma parte de las exigencias del protocolo. "Los ganados estaban sin garrapata. Una de las condiciones del Ministerio era trabajar con animales limpios", indicó.
Respecto a la eficacia esperada de la vacuna, que en el marco de las Jornadas Uruguayas de Buiatría 2025, los profesionales del Instituto Pasteur señalaron que se habría alcanzado un 75%, el productor salteño señaló que actualmente los técnicos "hablan de un porcentaje un poco más alto, más alentador", aunque aclaró que se trata de un proceso en estudio y que los resultados definitivos se conocerán con el avance del ensayo, que se extenderá hasta el mes de mayo, con monitoreos periódicos.
Consultado sobre el mecanismo de acción, explicó que, según la información recibida, la vacuna actúa directamente sobre la garrapata. "Es para el control de la garrapata, no para la tristeza. Actuaría de forma muy parecida a un pour-on, afectando a la garrapata y haciendo que ponga huevos infértiles, lo que baja la carga a largo plazo", describió.
Una herramienta con impacto para la ganadería
Para Lorenzelli, la importancia de esta vacuna trasciende el ensayo puntual y se proyecta como una posible solución estructural para uno de los problemas sanitarios más costosos de la ganadería. "Si funciona, va a ser un antes y un después para la ganadería del norte y del país entero", afirmó con convicción. En ese sentido, destacó el compromiso de los equipos técnicos del MGAP y del Instituto Pasteur. "Tienen un firme convencimiento de que esto va a andar", señaló.
El productor subrayó que el daño económico que provoca la garrapata es significativo y que el sector necesita herramientas nuevas para enfrentarla de forma sostenible. "Tenemos que tener una solución para esto. Que sea una herramienta para poder ponerle un parate a la garrapata", expresó. Al mismo tiempo, valoró la importancia de la difusión y del intercambio de información con los productores. "Es importante que la gente lo sepa", afirmó, al agradecer el espacio radial para dar a conocer los avances del ensayo.
Con esta prueba a campo, Uruguay avanza en una línea de investigación aplicada que podría reforzar el Plan Nacional de Lucha contra la Garrapata, incorporando una herramienta biológica que complemente el uso racional de los productos químicos. Los próximos meses serán determinantes para evaluar su desempeño y definir su futuro como parte del arsenal sanitario disponible para la ganadería nacional.