martes 26 de noviembre, 2024
  • 8 am

Cuando pase el temblor

Gisela Caram
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Gisela Caram

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Minervine

Ps. Gisela Caram
Hoy aparece una luz roja en el encuentro con otro.
Es un riesgo el abrazo, el beso, …una negligencia.
Expresar los afectos, sentimientos como sabemos hacerlo, ha dado un giro, hoy nuestras manifestaciones afectivas son “a/con” distancia.
Cambiar nuestras pautas de conducta social y de relacionamiento afectivo es todo un desafío.
Las redes son la única vía de comunicación y a su vez nos saturan de información, la cual puede llegar a no ser saludable.
Y en esta pandemia, todos nos encontramos cercados, y a su vez, unidos por una sensación de riesgo, de miedos, de frustraciones.
No podemos seguir como veníamos, hay que parar, hacer un descanso en el camino.
Descansar, pensar, producir con el pensamiento.
Soñar con el futuro, con el día que esta pesadilla se termine.
Creo que habrá un antes y un después.
Después del virus de la influenza, conocido como AH1N1 en 2009, que también fue crudo, el Covid19 marca un acontecimiento.
Todos la estamos viviendo. Algunos más preocupados, otros menos, pero en el fondo la incertidumbre es grande.
Esto es caos. Pero del caos se saldrá en algún momento a un nuevo orden.
Hemos transitado crisis de todo tipo, crisis que angustian, generan ansiedad, miedo.
¿Cómo manejar estas emociones desde el aislamiento?
Es como una inesperada “experiencia social” la de quedarnos obligadamente en casa.
He leído “posteos” interesantes, personas que dicen “ahora sé lo que se siente viviendo en la casa de Gran hermano”; “En reclusión”, “en cautiverio”, “en confinamiento”, otros agradecidos, porque no tienen que ir a clases. . .en fin, solo tenemos que pensar que todo es transitorio, ya pasará.
La crisis es mundial, y el virus, un enemigo invisible que debemos enfrentar, eso peligroso que no se ve, pero basta “tocar”, para caer.
Mantener bajo el nivel de estrés, pensando lo más optimistas posible, es parte de nuestro reto, no vamos a adelantar los días ni el tiempo que durará este proceso. Es un proceso, y hay que esperar.
Cosa difícil en tiempos de corridas.
El aislamiento genera angustia, miedos, incertidumbre. Tenemos que cambiar nuestras rutinas, y eso nos hace sentir que todo es negativo.
Ver lo positivo es difícil, pero no queda otra que buscarlo. No estamos presos, podemos abrir ventanas, salir al sol, conectarnos con la naturaleza.
Escuchar música, caminar, movernos y movernos, nada de estar quietos, sentados mirando televisión dentro de nuestras casas. Siempre hay cosas para hacer.
Reforzar nuestro sistema inmunológico desde nuestras casas, pasa por todo esto, horas de sueño, alimentación sana, actividad física y aunque no salgas, no te quedes en piyama.
Planificar el hacer tareas diferentes cada día. El darle a cada día una actividad nueva, creativa, mejorará nuestro estado anímico y dará sentido a este tiempo.
Aunque nos parezca una bobada, ocuparnos de lo que nunca tenemos tiempo de ocuparnos, es darle a nuestro cerebro un trabajo diferente.
Y lo diferente es bien recibido por nuestro aparato anímico.
Si no tenías tiempo para leer, ahora lo tienes.
Si siempre quisiste aprender algo, y no tenías tiempo, usa las redes, seguramente algún tutorial que te guie vas a encontrar.
Charla por teléfono con esas personas que hace tiempo no ves.
Comunícate con vos mismo, busca dentro de vos eso que siempre tienes ganas de hacer, como arreglar tus plantas, limpiar eso que tienes relegado, tirar papeles y cosas que ya no usas.
Despeja espacios, dale el color que te gusta, muévete dentro de tu casa, no pares, no pienses en enfermedad, piensa en salud.
Cuando todo esto se termine, vas a salir a disfrutar de tu vida, de otra forma, más agradecido por el aire que respiras, por las personas con las que compartís tu vida cotidiana y no las valorabas, por el trabajo de cada día, por el sentirte sano y libre.
Mantener la calma, esto va a pasar, y “cuando pase el temblor”… veremos cómo volvemos, más cuidadosos de nosotros, de los otros, del medioambiente, esto es una “luz roja” del planeta, de la sociedad que vive acelerada por cumplir con lo de afuera, ahora es tiempo de conectarnos con nuestro adentro.