viernes 26 de abril, 2024
  • 8 am

Nos vino a despertar

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce De León
¿Será esta la oportunidad de que todos aprendemos a valorar lo que se tiene? Esta pandemia tiene sus cosas muy malas, pero siempre les he escrito que toda cosa mala tiene su lado bueno. Por eso de que si aprenderemos a valorar lo que se tiene.
Nos enseña a tener un sano egoísmo, si me cuido yo, cuido a la gente que está a mi lado, y esta, indirectamente, me cuida a mí. Comienzo por valorar lo que se tiene, a cuidar mi salud, a ver a mi “vecino” como ser humano, igual que uno a cuidar el trabajo, a cuidar el medio ambiente, a valorar la verdad, a ser solidario, a dejar mi ego de lado, a tener confianza, en una palabra, dejar el orgullo y ser más humano.
Valorar a la gente de la salud, los que trabajan de sola sol para que podamos tener en nuestras casas pan, leche, agua y comida, los camioneros, la gente de los supermercados o de una verdulería y podríamos seguir nombrando a tantos que siempre estuvieron y nunca vimos o no queríamos ver.
Hoy, más que nunca, se valora el trabajo. Esto me trae a la memoria, lo que pasó con el Frig. La Caballada, ya que unos “locos” sin cobrar sueldo, se dieron cuenta que se les iba de las manos su fuente de trabajo; si la planta caía se quedaban si nada, y que hicieron: se pusieron, dentro de sus posibilidades a tratar de tener lo mejor posible, ya que sabían o entendieron que nadie pondría los ojos para ver, en unas ruinas, una inversión. Como todo negocio, fue comprado, No apareció un intendente para dar plata y menos aún para que se mantengan los piquetes, para que la gente no entrara a trabajar. Nunca sentí a los pequeños grandes héroes del frigorífico a decir que gracias a ellos se vendió y se mantuvo la fuente de trabajo. Era un sano egoísmo. Ninguno está en la política, para decir que se alegran de que se vote una partida para que se mantenga la fuente de trabajo, cuando la otra cara hacía o decía otra cosa.
Toda cosa mala tiene su aspecto muy bueno, es un deseo de corazón, de que aprendamos, de una vez por todas a poner por delante a nuestra familia, nuestro hogar, nuestros amigos, los conocidos, la sociedad, que así ponemos adelante a el país, que está haciendo lo que se puede por mantener y pelear, juntos, codo a codo, el gran país que somos.
Si tendrá que dejar secuelas esta pandemia, leí un cartel que dice: “En estos tiempos del Covid-19 les pregunto a los abortistas ¿qué se siente querer vivir y que un virus decida por ti?”; esto no es otra cosa que valorar la vida, desde un principio. Y el ingenio popular ha vuelto a resurgir a diario, por el motivo que se quiera, por aburridos, por lo que sea, pero existen personas muy “picaras” mentalmente, y aprovechan a distraer a los demás con alegría, ya que estamos todos, sufriendo un “parate” en nuestras vidas. Vemos que perdemos costumbres, que quizás se valoraban, y no tenía ninguna utilidad en nuestras vidas.
Sería muy malo de mi parte pensar que viene bien, pero la verdad que vamos a tener que replantearnos los valores: personales y sociales, mirar de otra forma nuestro entorno y así volver a ser uno más dentro de una sociedad y si será cierto esto, que hasta tenemos que aprender (muchos más de lo que creíamos) a comenzar a lavarnos las manos, a estornudar y toser protegiendo al que está a mi lado.
Aparecen los solidarios de corazón y frente a una calamidad, es mejor que los que ganan mucho, ayuden a los que no tienen nada que comer, que no pueden salir a hacer la diaria; si, porque hay gente que vive de lo que hacen. Solo un caso muy visto en Salto: el hombre que lleva varias bolsas negras con cartones, en sus hombros, para venderla y tiene un paso muy ligero, porque así puede hacer varios viajes. ¿De qué vive hoy ese hombre y su familia?
Una pandemia que vino a despertar al ser humano, que estábamos dormidos en nuestro egoísmo.