jueves 25 de abril, 2024
  • 8 am

Predicciones para el futuro

César Suárez
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César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
La ansiedad por el futuro nos afecta a todos en diferente escala, y hay quienes no puede tolerar la espera, quieren saber ahora lo que vendrá y una pléyade de pretendidos adivinos ha encontrado una fuente de ingreso entre los que pretenden saber acerca de lo que aún no ha sucedido y que inevitablemente sucederá aunque nadie lo anuncie, sólo es necesario esperar.
Para estos predictores, el futuro de las personas está oculto en los astros del firmamento, en las cartas, en los buzios, en la borra del café y sólo hay que saberlo descifrar, sin embargo para mí, el futuro está oculto en el almanaque y se va revelando lentamente en el trascurso de los días, las semanas, los meses y los años, simplemente hay que esperar y ahí emergerá claro e inconfundible.
Para el que quiere creer en la veracidad de los anuncios futuros es fácil acomodar la versión de la predicción al cotejarlo con la vida real una vez ya transcurrida, son tantos los acontecimientos que suceden en la vida de cualquiera que alguno de esos acontecimientos, inevitablemente coincidirá más o menos con lo preanunciado.
Pero más allá de los que creen o dicen tener el don de escudriñar el futuro sin ningún fundamento racional, la ciencia ha desarrollado métodos que con precisión variable pueden prever con cierta antelación, acontecimientos que inevitablemente sucederán como los anuncios de los predictores meteorológicos que ven de antemano a través de satélites, cuando lloverá o los astrónomos que anuncia con bastante antelación cuando pasará cerca de la tierra un determinado cometa, también, sin haber estudiado nada, cualquiera puede saber que después del relámpago, viene le trueno y que después de la noche bien el día.
Pero con predictores o sin ellos, los acontecimiento se suceden con suerte variable para cada uno y el diario del lunes podrá anunciar con cierta precisión lo sucedido, acomodando cada historia de acuerdo a su línea editorial.
Los acontecimientos van cayendo acomodándose o no a las expectativas de cada uno que en términos generales suelen ser bastante mayores a lo acontecido, pero la realidad demuestra que nada es bueno y nada es malo, todo depende de las circunstancias y las consecuencias finales de cualquier acontecimiento terminarán por mostrar el resultado.
Popularmente se suele sintetizar este concepto en un refrán popular que dice que “no hay mal que por bien no venga” porque en ocasiones las circunstancias extremas nos llevan a adoptar medidas que fuimos postergando por pereza o negligencia pero ante hechos consumados o a punto de consumarse, sacamos fuerzas de flaqueza porque nuestro “olfato” no dice que es imperioso prevenir consecuencias mayores. Pero no hay que ser adivino para percibir el futuro en término generales y de acuerdo a las circunstancias, razonablemente, tomando en cuenta la conducta histórica de los acontecimientos se puede planificar con la visión puesta en lo que muy probablemente sucederá en plazos cercanos, medianos y aún más lejanos.
El futuro llega a como dé lugar pero también se puede armar en forma individual y colectiva sin embargo, mucha gente sólo mira el presente y se sienta a esperar con la filosofía de vivir el ahora a toda manija con la idea de que “dios proveerá” pero no necesariamente siempre provee o se toma su tiempo y ante cualquier emergencia no se encuentra la manera.
Otros, o los mismo se afilian a la idea de Fidodido de “hacé la tuya” olvidando que son parte de una sociedad que los alberga y a la que se le piden auxilio no bien se les desconfiguran sus planes.
La gran mayoría de los logros personales y colectivos fueron planificados con mucha antelación anteponiéndose a necesidades actuales y necesidades futuras, en ocasiones somos testigo del éxito de un emprendimiento y solemos concluir acerca de la suerte que ha tenido esa persona o grupo de personas para llegar a ese logro pero solemos olvidar todo el esfuerzo y trayectoria invertida, algunos interpretan que ese camino es sencillo y intentan imitar al exitoso tratando de hacer lo mismo pero suelen tomar por el atajo, obviandose todo el camino previo de elaboración y esfuerzo y obviamente, en la gran mayoría de los casos, terminan fracasando, no se puede hacer un asado en 5 minutos porque te queda crudo o se te quema.
El pasado existe y tal como fue quedó, el futuro también existe y no depende de ningún adivino pero cada uno puede influir en forma individual o colectiva para ajustarlo a nuestras expectativas pero acomodarlo da trabajo, cuesta esfuerzo, de otro modo, hay que conformarse con lo que salga.