viernes 26 de abril, 2024
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Medidas del Estado y el acceso al crédito

Estudio Signorelli & Altamiranda
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Estudio Signorelli & Altamiranda

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Por el Ec. Joaquín Forrisi
Cómo comentábamos en nuestra anterior columna, desde los gobiernos de casi todos los países del mundo se están aplicando medidas para reactivar la economía y mantener fluida la cadena de pagos y, si bien en términos sanitarios infelizmente aún no se aprecian mejoras en las estadísticas globales, en términos económicos el mercado ha comenzado a reaccionar.
El principal índice bursátil global, Standrd and Poor 500 –SPY-, tuvo un crecimiento de un 12% en abril. El Nasdaq, un índice de empresas tecnológicas, y Dow Jones, subieron un 12%. Otros mercados cómo Japón –Nikkei- y Alemania –Dax- experimentaron alzas de 9% y 13% respectivamente. Estos datos pueden sufrir algunos cambios si en efecto el medicamento Remdesivir se constituye en un efectivo tratamiento contra la enfermedad. La noticia de sus alentadores efectos, provocó que en los últimos tres días el comportamiento de las principales Bolsas del Mundo hayan mejorado sustancialmente.
Pero lo cierto es que la realidad descrita, desconsiderando los aún inciertos resultados del medicamento que se menciona, es que la explicación en gran medida radica en el plan de expansión fiscal y monetaria que se lleva adelante en Estados Unidos, donde el gobierno, vía la Reserva Federal, está adquiriendo deuda de las empresas, o el anuncio del gobierno alemán de asistir directamente a las empresas en problemas, cómo en el caso de Adidas.
En nuestro país se han anunciado diversas medidas para asistir a las empresas en términos fiscales y financieros. Concretamente, desde el Banco Central se ha anunciado la posibilidad de extender los plazos de los créditos bancarios, tanto en cumplimiento de capital cómo intereses, sin que ello altere la calidad crediticia del prestatario por hasta 180 días. Cabe destacar que una Resolución del BCU posterior prohíbe expresamente incrementar la tasa de interés durante este aplazamiento, norma que no cuenta con mayor difusión, pero que se constituye en una medida de extrema utilidad.
Además, cierta laxitud temporal en la regulación respecto a los requerimientos de capital de los bancos posibilita, según estimaciones de Moodys, que el sistema financiero uruguayo vea incrementada su capacidad de realizar nuevos préstamos por aproximadamente USD 320 millones. En cuanto a los requerimientos de garantías, SIGA es una herramienta que ahora garantiza hasta un 80% de los créditos.
Sin embargo, en Uruguay, los depósitos son aproximadamente el 50% del PBI, mientras que los créditos ascienden al 27% del PIB, por lo que la capacidad de que estas medidas se transformen efectivamente en mayor liquidez para mantener la cadena de pagos, es ciertamente difusa. Los bancos tienen capacidad de prestar dinero y su limitante no parece ser únicamente las restricciones bancocentralistas, sino las características de la demanda.
En este sentido, la clave de las empresas está en sobrellevar este profundo shock negativo asumiendo en gran medida que el resultado económico será, con cierto grado de certeza, desfavorable. El eje entonces está en una gestión de tesorería planificada y eficiente, en donde la replanificación de inversiones y la negociación con proveedores o clientes con capacidad financiera serán, seguramente, la indispensable fuente de oxígeno en la caja.