viernes 26 de abril, 2024
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La inflación, acuerdo de precios y consejos de salarios

Estudio Signorelli & Altamiranda
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Estudio Signorelli & Altamiranda

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Por el Ec. Joaquín Forrisi
Para el estudio Signorelli&Altamiranda
A principios del mes se conoció el dato de inflación acumulada a 12 meses cerrados en abril y ocurrió lo que era previsible, la inflación se colocó en 2 dígitos, llegando a 10,86% interanual.
Por qué podemos afirmar que era previsible? Si bien el Banco Central del Uruguay se compromete a mantener los precios dentro de un rango de 3% a 7%, la mayor parte del tiempo la inflación ha estado por arriba de dicho umbral y los agentes económicos no percibe el rango meta cómo un objetivo primario de la política económica. De hecho, en la carta orgánica del BCU, su finalidad es “la estabilidad de precios.
¿Por qué hacer que el Banco Central sea quien vele por la estabilidad de los precios en una economía? Ello se debe a que la inflación es un fenómeno monetario, lo que implica que, en caso de que haya exceso de pesos en la economía, la moneda pierde valor por la menor escases relativa de los billetes respecto a los otros bienes, ello impacta en que se necesiten mayor cantidad de pesos para comprar las mercancías. Por lo tanto, de mantenerse ciertos niveles de emisión monetaria en el tiempo, el poder de compra del dinero será cada vez menor. Es por esto que se le otorga a la autoridad monetaria, que es quien emite los pesos circulantes y cuenta con las herramientas para controlar la cantidad de dinero en poder del público, quien tiene la responsabilidad legal de velar por la estabilidad del nivel general de precios.
En Uruguay hay dos aspectos a destacar respecto a la dinámica inflacionaria. En primer lugar, en el corto plazo, el tipo de cambio nominal impacta en la estructura de costos de las empresas, máxime en las importadoras, por lo que la variación del dólar se traslada a precios con gran velocidad. En segundo lugar, gran parte de los precios de la economía no son “precios de mercado”, que fijan la oferta y la demanda, sino que son precios administrados por el gobierno central como el caso de los servicios públicos, transporte y algunos bienes de primera necesidad.
Sin prejuicio de lo anterior, en el mediano y largo plazo, la emisión es un fenómeno monetario, por lo que, si bien el nivel de precios se puede ver influenciado en el corto plazo por las variables antedichas, no cambiará la tendencia de largo plazo.
Frente a esta situación de incremento de los precios, el gobierno ha propuesto un “acuerdo voluntario de precios” motivado, según el Secretario de la Presidencia, por “el abuso que hay en muchos casos en productos de primera necesidad y productos de higiene”.
En función a lo anterior, se puede afirmar que el acuerdo de precios patrocinado por el Gobierno, si bien podrá mitigar la evolución del IPC por unos meses, inútil a los efectos de controlar la inflación. Es presumible pensar que el gobierno procura que la variación de precios se mantenga por debajo del 12% ya que, si supera dicho valor, dispara cláusulas de ajuste salarial automáticos y en una economía con alta indexación como la uruguaya, puede ser caldo de cultivo para un espiral inflacionario.
En resumen, si bien no es una medida que ataque el corazón de la dinámica de precios, si permite comprar tiempo para hacer las reformas necesarias que permitan atacar el principal causante de la inflación, que es la emisión monetaria para el financiamiento del déficit fiscal.