Por el Cr. Walter
Texeira Nuñez
“Si no aprendemos de la historia nos vemos obligados a repetirla. Cierto. Pero si no cambiamos el futuro nos veremos obligados a soportarlo. Y eso podría ser peor” Alvin Toffler, escritor norteamericano.
Es inevitable volver sobre un asunto que ya hemos planteado.
No podemos ignorar la situación de la Intendencia de Salto y eso debería ser lo primero que nos importe a todos. Días pasados la actual administración ha obtenido un nuevo préstamo por un monto importante (aprox. U$S 2.300.000) amparada en la letra del Decreto de la Junta Departamental de junio de 2015 aunque no en el espíritu con que se aprobó en esos días complicados en que se requería un salvataje urgente que luego termino en el préstamo Fideicomiso Daymán (aprox u$s 39.763.000.-). Esta es la herencia con que habrá que lidiar en primer lugar, junto al presupuesto desequilibrado y la disminución de ingresos por el Covid 19. Su consideración no se puede ignorar en cualquier análisis y proyecto que se intente llevar adelante, así como se deben tener claros los errores de gestión que nos han llevado a esta situación para no repetirlos.
Al mismo tiempo seguimos pensando y trabajando en ideas y proyectos que son los que nos van a permitir transformar Salto y lograr una efectiva descentralización e integración regional.
Me preocupa algo, ¿Realmente importa el interés general o prima el interés electoral inmediato?
Hay un proyecto encaminado a punto de comenzar su construcción, la Central Hortícola del Norte. Un proyecto de las gremiales reunidas en Salto Hortícola que ha recorrido un largo camino, cumplido con todos los pasos necesarios que les fueron solicitados y con apoyo de la intendencia. En el proceso se ha generado el fortalecimiento, la unidad y el compromiso de los productores hortícolas, y están enfrentando arraigadas concepciones centralistas. Un proyecto viable y necesario para Salto y la región, cuya construcción además va a generar empleo, que hoy cuenta con la firme decisión y apoyo del Gobierno Nacional con el cual hemos venido trabajando para hacerlo viable. Nos debería tener a todos alineados, empujando y gestionando la obtención de todos los recursos ya comprometidos que el mismo necesita. En su lugar vemos con pena que se lo ha tomado como prenda política y hasta jugándole en contra para detener su ejecución. ¿Es ese el camino? Tal vez esta actitud explica en parte el por qué Salto esta como esta.
También queremos avanzar en otros proyectos que van a transformar Salto y que no pueden esperar. Algunos con énfasis en lo social como es el deporte y otros que pondrán a Salto como centro de transporte regional generando inversión y trabajo.
No podemos aceptar que se destruya el futuro del departamento, debemos ser parte de la transformación. Juntos podemos. Salto no puede esperar.
