Hagamos una pequeña ciudad modelo en Arapey
Por Leonardo Vinci.
En los años 40, buscando petróleo, apareció agua termal en Arapey en un predio perteneciente al ministerio de Defensa Nacional.
Los salteños aspiraban que tal propiedad pasase a manos de la Comuna, y tras diversas tratativas iniciadas por Don Armando Barbieri, dicho anhelo se hizo realidad.
Como gobernante, en los 60, mi padre, acompañado de un valioso equipo de prestigiosos empresarios, arquitectos y emprendedores salteños, tuvo la responsabilidad de desarrollar un gran proyecto.
Cabañas, bungalows, piscinas cerradas, camino de acceso, embellecimiento del lugar y sobre todas las cosas, el posicionamiento de Arapey como centro turístico en Montevideo fueron las principales conquistas.
En la búsqueda de inversionistas privados, se interesó a la empresa ONDA, la que tuvo un rol protagónico en aquel tiempo. Hizo conocer en la capital de la República la existencia de las Termas y construyó sus propios moteles con la aprobación de la unanimidad de la Junta Departamental, amén de transportar a miles y miles de montevideanos al centro termal durante largos años en sus “centellas de plata”.
Durante el gobierno de facto se construyó el Hotel municipal, y luego, las administraciones coloradas inauguraron dos lujosos y extraordinarios Complejos privados cinco estrellas.
Lamentablemente, los efectos de la competencia, debido al desarrollo termal en la provincia de Entre Ríos, se hicieron sentir en la región, hasta que finalmente, la aparición en el mundo del coronavirus paralizó la actividad turística.
En anteriores oportunidades, hemos propuesto- incluso en estas páginas- la privatización de Arapey, dado que la Intendencia de Salto ya no tiene nada que hacer allí. Dijimos que “No se pueden distraer dineros presupuestales de la ciudad para subvencionar al turismo. Se ha cumplido un ciclo haciéndose todo lo que correspondía, pero llegó la hora de irse y permitir que Arapey sea una ciudad turística…”
La “nueva normalidad” nos obliga a buscar distintas fórmulas para explotar la riqueza que la naturaleza nos ha dado.
Utilicemos pues ese formidable instrumento que ha redactado el gobierno nacional por el cual, miles de argentinos buscarán radicarse en Uruguay.
Vayamos a buscar a los nuevos residentes e invitarlos a que compren lotes en Arapey, edifiquen sus chalets y vengan a disfrutar de una pequeña ciudad modelo.
Encontremos inversores que se hagan cargo de bungalows y moteles, y los conviertan en lujosos “Tiempos Compartidos”, asegurándonos de esa manera la ocupación permanente de Arapey.
Actualicemos el plan director y aprobemos las normas necesarias para desarrollo futuro, e imaginemos el crecimiento que tendrá la economía del Departamento (y las exhaustas arcas municipales) con la llegada de centenares de nuevos residentes que coadyuvarán al progreso de Salto.