Un gran jugador salteño que recorrió el mundo, muy joven se formó en el fútbol profesional y jugó en varios países, triunfando internacionalmente como campeón de América y el Mundo con Nacional en 1988, hasta terminar en Salto FC y hoy es entrenador de formativas. Todo un ejemplo Sergio ‘Pitufo’ Olivera, en diálogo con CAMBIO contó su historia.
DE PARQUE SOLARI A JAPÓN
«Nací en la zona de Parque Solari, a la vuelta de donde hoy está la sede del club. Jugábamos en la calle, en cualquier lugar. Los mejores recuerdos son del fútbol con la barra de amigos, unos más chicos y otros más grandes, en la vieja cancha del Parque Solari al costado de calle Gutiérrez Ruiz, donde era el observatorio. Ahora la achicaron, pero antes en verano jugábamos hasta de noche. Recuerdos inolvidables.»
«Mi primer equipo en el baby fútbol fue Los Náufragos, hoy en día desaparecido. Después me inscribí para jugar en la cuarta de Parque Solari, pero para sorpresa me citaron en seguida para jugar el primera con 14 años, en 1981. En ese entonces Parque estaba en la ‘B’ pero venía de años muy buenos, jugadores de mucha experiencia como ‘Cafetera’ Castro, Ricardo Rangoni, los hermanos Vallejos, ‘Frutilla’ Mintegui, Paulino, el único gurí que ascendieron a primera fui yo. Después terminé jugando en una selección de Salto de la divisional ‘B’ en ese entonces eran grandes campeonatos, con Paysandú y Artigas, y la selección de la ‘B’ era muy reconocida por ganar campeonatos. Ese año en finales de ida y vuelta ante Paysandú que ganamos y ahí pienso vieron que estaba para por lo menos intentar estar en el profesionalismo. Fue todo rápido. A fin de ese año Nacional llama a aspirantes y un guarda de ómnibus, José Luis Suárez, que había sido el técnico de Los Náufragos en baby y me conocía muy bien, fue quien me llevo a probar a Montevideo. Ahí ya era enero, fui al Parque Central, donde había una cantidad enorme de gurises anotados para tener una posibilidad de poder quedar para jugar en formativas, que era la quinta. Y lo que es la suerte de la vida, ya era para mí; me tocó quedar entre ese grupo que empezaba a trabajar para el campeonato de ese año con el técnico de esa categoría, Ángel ‘Pocho’ Brunel. Los otros técnicos eran el ‘Chueco’ Masnik, Ildo Maneiro, ‘Cacho’ Blanco, Víctor Espárrago, los que tuve en inferiores, de los cuales aprendí mucho para luego llegar en las mejores condiciones a primera. Pero lo bueno de jugar en inferiores es que todos íbamos a entrenar al Parque Central y ahí nos cruzábamos con los jugadores de primera, que la mayoría había sido campeón de América y el Mundo en 1980, a los que dos años atrás escuchaba por la radio o los veía por televisión. Para mí era algo de no creer.»
«En esa quinta división arranqué jugando con Tony Gómez, el ‘Chango’ Pintos Saldanha, y los tres llegamos a primera y después al logro de 1988. Nos tocó salir campeones de América y el Mundo. Cuando nos encontramos con jugadores de nuestra generación siempre decimos la cantidad de buenos jugadores que pasaron en esa época por las inferiores de Nacional, que no tuvieron la suerte, la oportunidad que tuvimos nosotros. Tal vez en el momento que estuvieron no supieron explotar sus condiciones. Fue una época de muy buenos jugadores en inferiores de Nacional que estaba haciendo un trabajo especial. Muchos de ellos habían sido campeones de América y el Mundo en 1971 y trabajaban en inferiores.
UN DEBUT CLÁSICO
En 1986 de la mano de Luis Cubilla tengo la oportunidad de integrar el plantel de primera de Nacional. Me tocó campeonar en 4ª, 5ª y 3ª. Me acuerdo clarito en un partido en el Parque Viera con Wandereres, era el Nacional de las estrellas, con Carrasco, Berruetta, el ‘Pato’ Aguilera, con Alzamendi, Brindisi, el brasileño Milton Da Cruz que hacía muchos goles, pero ese día Nacional perdió 1-0; eso fue un domingo y entresemana se jugaba con Peñarol, por aquellas copas que se jugaban en clásicos. El lunes llaman a concentrar y en la noche del domingo me llaman al Parque Central. Cuando da el equipo para jugar ante Peñarol me entero que iba como titular. Debutar en primera en un clásico y como titular te imaginas como estaba. Terminó 1-1 el partido, intenso como todo clásico. Ese fue mi debut.»
«Después de ese partido, que se ve anduve bien porque no me bajaron, seguí jugando en primera. Al domingo siguiente jugamos con Progreso en el Paladino y fui titular. A fin de año se va Cubilla, pero yo quedo dentro del plantel, y viene el ‘Cata’ Roque a dirigir a Nacional, después el profesor Ricardo De León, hasta que en principio del 88′ como para cortar la sequía de Nacional aparece Roberto Fleitas. De todas maneras, tanto en el 86′ como en el 87′ se fue formando una nueva generción que fue reemplazando a una anterior que fue campeona del 80′.»
«En el 88′ fue un proceso en el cual estuve y puedo decirlo, para llegar a ganar todo en 1988. Recuerdo, primero jugamos un campeonato que era como es la Sudamericana hoy, donde Nacional anduvo muy bien y quedamos eliminados en semifinal por un gol con Cruzeiro. Ganamos acá y allá por un gol de diferencia ellos pasaron a la final. Pero después tuvimos la revancha en una Copa Libertadores durisíma como todas, jugando en el grupo con América de Cali, con Gareca, Falcioni, De Ávila, que en se momento eran los mejores jugadores de América, con Millonarios de Bogóta y Wanderers. Después nos volvimos a cruzar con los colombianos para pasar a la semi-final. Era otro formato de la Libertadores, ahí ganamos acá y empatamos en el Pascual Guerrero, para pasar a la final.»
«Cuando los periodistas de Montevideo me llaman y me dicen qué tenía ese equipo, yo les digo ‘nada raro’. Para mí es bien sencillo, lo defino como un equipo no vistoso, no era un equipo de estrellas, no era un equipo que desparramara fútbol, sí era un equipo duro, de hombres, que si hacíamos un gol seguro no nos entraban más. Era un equipo aguerrido, que sabía bien a lo que jugaba y lo que quería dentro de la cancha, un equipo muy unido porque sabíamos bien lo que erámos. También remontamos partidos debido a la entrega de todos. Un equipo con mucho temple.»
«En esa época la TV no mostraba muchas cosas que pasaban previo a un partido como visitante. Nos tocó tanto en semi-final con los colombianos como en la final con los argentinos, lugares donde te hacen sentir la localía, los hinchas te tiraban bombas dentro de los vestuarios, en los hoteles, te hacían ruidos toda la noche para no dejarte dormir, o te ponían una discoteja debajo del piso donde estábamos. Los hinchas se juntaban en la puerta del hotel y pasaban la noche para no dejarte dormir. No era fácil jugar de vistante una Copa Libertadores. Hoy ya ese tipo de cosas que nosotros vivmos no pasan casi.»