Por Leonardo Vinci.
Antes que apareciera la pandemia, viejos ferrocarriles brindaban interesantes paseos turísticos en Argentina y Uruguay.
El “Tren del Fin del Mundo” era uno de ellos.
De la traza original de 25 kilómetros- construida a principios del siglo XX por los presos del Presidio de Ushuaia para acarrear leña desde el bosque- hasta hace poco sólo se podían recorrer 7 km. Desde que este lujoso tren se puso en marcha en la Estación del Fin del Mundo, un guía trilingüe relataba la historia del antiguo ferrocarril.
En nuestro país, una locomotora construida en 1910 y restaurada por la Asociación amigos del riel, partía de la nueva terminal de AFE hasta Peñarol en semana de turismo, despertando muchísimo interés en los montevideanos y visitantes.
Salto necesita tener más atractivos turísticos y debe buscar en su rico pasado aquello que fue motivo de orgullo y admiración.
La primera locomotora construida en América puede ser un ejemplo.
Los fierros viejos de la “Criollo”, lamentablemente, se están convirtiendo en chatarra sin que se haya tenido en cuenta seriamente la posibilidad de restaurarla.
Esta máquina fue planeada y diseñada a fines de 1894 por el Director técnico de los talleres del ferrocarril noroeste Ingeniero Allan Darton.
Se sabe que los planos cobraron forma tras la fundición en talleres locales y los trabajos terminaron en 1895.
Se hicieron entonces pruebas de fuerza, velocidad y resistencia, las que fueron superadas exitosamente.
Corrió inicialmente por dos kilómetros sin forzarla a 80 kms. por hora.
Fue entonces que Mr. Darton,- sin tener en cuenta que en nuestro idioma los vocablos “máquina” y “locomotora” pertenecen al género femenino,- exclamó jubilosamente “¡All right! Criollo! Criollo! Lindo Criollo!..” y ordenó que se fundieran las plaquetas de bronce con este nombre y fueran colocadas a ambos lados de la caldera, donde lucen aún hoy.
Cuenta Taborda que en agosto de 1908 alcanzó el máximo de su gloria, rodando a 120 kilómetros por hora mientras llevaba al Dr. Atilio Chiazzaro,- llamado de urgencia del kilómetro 81 de la línea noroeste,- llegando en 40 minutos a destino.
Hemos escrito en estas páginas anteriormente que hace algunos años “… en el seno de la Junta Departamental, afirmamos que esta máquina era un verdadero testimonio del ayer, fruto del formidable espíritu emprendedor de épocas doradas y de la capacidad de realización de nuestros mayores, auténtico símbolo del empuje salteño de antaño…”
Sería formidable verla en funcionamiento los fines de semana y días feriados, recorriendo nuevamente el trayecto del Midland a la vieja Estación, o transportando turistas desde el Shopping Center al Puerto, a Salto Grande o al Daymán.
Sugerimos entonces su restauración y uso con fines turísticos.
Uno de las respuestas significativas recibidas ante nuestra propuesta, provino de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, la que manifestó haber procesado nuestra información “… dando por resultado una valoración positiva en cuanto a la conveniencia de atender las sugerencias realizadas, incorporándose a un plan de gestión urbano-patrimonial, que permita la reinserción del viejo equipamiento ferroviario,- o de la parte más calificada del mismo para decirlo con mayor precisión,- en un contexto donde el desarrollo que todos alentamos, ligado estrechamente a un mejoramiento de la oferta turística, sea compatible con esa presencia viva del pasado.”
Concluyó la Comisión que el planteamiento era “… digno de la mayor atención y que tiene una muy fuerte potencialidad de generar proyectos ejecutivos de viabilidad sustentable, capaces de enriquecer el ambiente de vida de la sociedad salteña al tiempo que rescata una parte significativa de su acervo patrimonial…” y por lo tanto se ponía a la orden “… a fin de avanzar en la concreción de objetivos sin duda compartibles.”
Los salteños deberíamos interesarnos en este proyecto sin más demoras.
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