jueves 25 de abril, 2024
  • 8 am

“Siempre me gustó rehabilitar personas con secuelas neurológicas que comprometan el lenguaje y el habla”

Por Melisa Ferradini
Nuestro departamento cuenta con un grupo de fonoaudiólogos que trabajan en diferentes ámbitos. En la entrevista de este domingo la Licenciada en Fonoaudiología, Carolina Cunha Raviola, salteña, nos brinda detalles de esta profesión. Nos habla de la forma en la que están trabajando en este momento que estamos viviendo y destaca la importancia del rol que cumplen quienes ejercen esta profesión tan loable.
-¿Qué la motivó a estudiar fonoaudiología?
-Estudiar fonoaudiología fue algo que decidí en secundaria, en cuarto año, cuando mi papá del corazón necesitó de una fonoaudióloga para rehabilitarse. Al ver su trabajo, inmediatamente decidí que quería estudiar eso. No obstante, desde muy niña decía que estudiaría algo vinculado a la salud, y la fonoaudiología me pareció una profesión fascinante, que, de hecho, lo es. Me recibí en el año 1998, ya llevo 22 años de ejercicio. Años que siento que pasaron en un suspiro.
-¿En qué área se desempeña actualmente. ¿Tiene alguna especialización en ello?
-Toda Licenciada en Fonoaudiología egresa de facultad con la formación suficiente como para desempeñarse en las áreas del lenguaje, audiología, foniatría y estomatología. Al inicio hacemos un poco de todo, pero a medida que nos vamos formando, nos dedicamos a determinadas áreas. En mi caso particular, siempre me gustó rehabilitar personas con secuelas neurológicas que comprometan el lenguaje, el habla y otros dominios cognitivos, para lo que recién a partir del año 2008 comencé a formarme formalmente. Me encanta trabajar también con niños con dificultades en el área del lenguaje. Lo disfruto mucho. El año pasado culminé una Maestría en Neuropsicología Clínica en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España.
-¿Cúal ha sido el caso clínico más relevante en su vida laboral?
-No tengo un caso clínico relevante que pueda citar, dado que fueron muchos los que me han marcado profesionalmente y me han ayudado a crecer y aprender. En estos 22 años he visto tantos pacientes. De todos ellos guardo un cariño muy especial, y por supuesto, y gracias a Dios, son muchos los que he seguido viendo, son muchas familias que han depositado su confianza en mí. Tanto así, que he visto abuelos y nietos, madre e hijos, a primos, tíos, sobrinos, amigos de mis pacientes. Me honra que me elijan y confíen en mi trabajo.
-¿Qué consejos le daría de acuerdo a su experiencia laboral a estudiantes de su carrera?
-El trabajo vocacional es el juego del adulto, por lo que, si los jóvenes se forman en lo que verdaderamente les gusta, ejercer esa profesión será un placer y disfrute. Esto vale para fonoaudiología o cualquier otra profesión. Se nota cuando alguien trabaja en lo que ama.
-¿Cómo ve los avances de la fonoaudiología en nuestro país?
– Los avances de la Fonoaudiología en nuestro país son revelantes y más teniendo en cuenta la historia de la carrera en nuestro país. Avances no solo en lo académico, sino en el número creciente de profesionales. Los egresados son cada vez más competentes y autónomos. Al conocer el desempeño profesional de colegas del exterior y su formación académica valoré muchísimo a nuestros fonoaudiólogos, cada vez mas inquietos y preocupados por su formación y especialización.
-¿De qué manera está trabajando con sus pacientes en estos tiempos de pandemia?
-Trabajar en pandemia fue un reto enorme para todos. En mi caso particular he sufrido y sufro mucho no poder saludar con un beso o un abrazo a mis pacientes. Redimensioné tremendamente la importancia de ese acercamiento con los niños, de cuanto suma el vínculo. Debemos tener en cuenta, que hay pacientes que deben acudir años a su terapia y que el vínculo profesional – paciente se ve inevitablemente cargado de afecto y de amor. Por otra parte, trabajar de forma virtual no es ni cerca equiparable a una sesión de consultorio. Felizmente hace ya unos cuantos meses que trabajamos de forma presencial, con distanciamiento físico y medidas sanitarias pero frente a frente.
-Conocemos de su pasión por las bellas artes. ¿en qué momento se dedica a ello?
-Mi pasión por el arte viene de la cuna. Mi mamá fue alumna del Maestro húngaro José Cziffery, maestro de maestros del arte nacional. Nos enseñó a amar el arte. De niños, además de libros de cuentos, mirábamos mucha pinacoteca clásica. Después, en mis años de estudiante en Montevideo, dibujaba y pintaba por diversión, hasta que un día me presenté a un concurso donde obtuve mi primer premio en arte, y entre otras cosas, incluía unos talleres con docentes del Atelier Acrilex de San Pablo. Recién ahí pude aprender cuestiones más formales, teoría del color, técnicas, etc. Al venir a Salto, después de trabajar, me iba al taller de la Profesora Elsa Trolio. Ingresé a Aplas, y desde hace unos diez años soy alumna del Maestro Oscar Larroca. TActualmente estoy exponiendo en Aplas una serie de trabajos a los que denominé «Alma-cenados», que se puede visitar hasta fin de mes.