sábado 11 de mayo, 2024
  • 8 am

La nueva normalidad

Por Juan Manuel Bartaburu
La pandemia de este nuevo virus se ha extendido por el mundo en forma rápida y nos ha sorprendido, sin respuestas adecuadas. Cada nación asume su defensa según sus criterios y buscando que su población lo acepte y evite males mayores, por imprudencia o mal manejo de la información y sus recursos. Lo grave es que no tenemos fecha de su posible control, o sea que nadie tiene certezas de cómo atacar el mal con posibilidades de éxito.
Los expertos y los científicos, mientras se busca una vacuna adecuada, nos dicen como minimizar los riesgos, ya por todos conocidos (distancia, mascarilla, aislamiento) acatada por todas las personas que razonan adecuadamente. Los jóvenes en su mayoría no acatan y se están exponiendo ellos y a sus familiares de más edad que son los muertos en Uruguay.
Nuestro país asumió en forma adecuada la defensa de su población y busca reforzar los canales menos resistidos por el pueblo para atender la salud y la economía, que es la forma, hoy por hoy, más adecuada para hacer menos costosos los efectos nocivos del virus.
Esta es la realidad y hay que enfrentarla. Japón y Nueva Zelanda lo están haciendo mejor que nosotros y la mayoría de los países, desarrollados o no, lo padecen sin solución.
ANTECEDENTES. Cuando el hombre sobre la tierra se descontrola y sus acciones provocan males sobre la naturaleza, sufre todo tipo de castigos. Unos hablan de la capa de ozono, otros de la destrucción de los mares y los peces, se incendian los bosques y los árboles que purifican el aire que respiramos son destruidos, en forma consciente o no.
CULPABLES. Se buscan quienes puntualmente provocaron el mal de turno, sea virus o guerras u otros dramas padecidos por el hombre en su deambular por esta tierra.
Venimos de un siglo XX cambalache, que dio para hacer una larga letra de este tango, y nos enteramos que, junto con los grandes adelantos en las comunicaciones y la movilidad sobre la tierra, nos trajo guerras, miserias y pandemias como la gripe española en 1918.
Decir que hubo una Gran Guerra desde 1914 a 1918, con millones de muertes y sufriendo una Pandemia simultanea, como la peste bubónica, o decir que la guerra provocada por el hombre entre 1939 y 1945, fue mundial y además de los muertos en batallas y ciudades destruidas, murieron millones de judíos en campos de concentración. Decir que luego de una crisis económica provocada por el hombre en 1929 demoraron varios años en recuperar la economía.
Decir que siguieron provocando, dentro del siglo XX, guerras en Corea 1953 y Vietnam hasta 1975 y destruyeron ciudades enteras con sendas bombas atómicas. El hombre es impredecible y la naturaleza lo castiga.
SIGLO XXI. Quizá otro cambalache, o peor, ya que atentados como a las Torres Gemelas en N.Y. y varias guerras religiosas nos muestran que somos capaces de provocar males peores que los de esta PANDEMIA. Nos cuidamos entre todos o no tenemos futuro.
Perdón Dr. César Suarez, columnista de CAMBIO de los domingos, por meterme en su terreno.