sábado 20 de abril, 2024
  • 8 am

Cuando quien gobierna, es la soberbia y el capricho

Dr. Carlos Silva
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Dr. Carlos Silva

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Carlos Silva
Estos no están siendo días sencillos para los gobernantes. Sin dudas que la pandemia y las decisiones que hay que tomar pesan sobre los hombros de cada uno y según lo que resuelvan, luego la historia, más cercana o más lejana, los juzgará. Son momentos en los que hay que ponerse un poco en el lugar del otro y pensar qué haríamos nosotros en ese caso, pero sin perder el horizonte de que cuando se toma una decisión, hay que ser lo más justos posibles.
Desde hace ya más de un año hemos visto cómo el Gobierno Nacional ha venido marcando el rumbo en las políticas y medidas que se vienen tomando, para enfrentar la pandemia. Hemos observado que se busca siempre un equilibrio entre lo sanitario, que sin dudas es lo más importante, y lo económico, cosa que no es menor, porque también hay que pensar en el día después y cómo nos encontrará parados, para cuando los motores del mundo comiencen a funcionar a pleno nuevamente.
Pero en cada una de las decisiones, algo que siempre estuvo presente fue la libertad de los ciudadanos: la “libertad responsable”, como lo llamo el mismo presidente de la República. Para cualquier liberal y nacionalista, éste es un concepto que defendemos, porque sin libertad no hay una sociedad más justa, que es lo que todos anhelamos.
Todo gobernante debe muchas veces resolver por sus ciudadanos y creo yo, que la mayoría de las veces lo hace pensando en el bienestar colectivo y no en el individual. Lamentablemente, hay casos donde eso no es la regla y se toman decisiones pensando en lo personal. Tal es el caso, en nuestra opinión, de la actitud que ha tenido el Intendente de Salto, Andrés Lima, que ha resuelto cosas pensando en sus intereses políticos personales y no los intereses del pueblo de Salto.
Una de las últimas decisiones que tomó el Intendente quebrantó la libertad de los privados, y siendo la excepción en el país entero. Aún nadie sabe bien el porqué, ni cuál en definitiva es su finalidad; pero Salto es el único departamento en donde se mandaron cerrar hoteles privados, dejando de lado los criterios usados en el resto del país. Una cosa era cerrar los centros termales públicos, cuestión que el propio Intendente pidió al gobierno nacional que haga, y otra muy distinta fue lo que hizo; le cortó las patas a cientos de salteños que esperaban ansiosos esta semana para poder hacer alguna diferencia.
Hace meses quela hotelería venía trabajando con protocolos estrictos; y según se sabe, con mínimo de contagios en esa área. No sabemos por qué el Intendente tomó esta decisión, que lo dejó solo a nivel nacional, pero sí sospechamos cuál es el trasfondo de todo esto. Lamentablemente, creemos que otra vez puso por delante su carrera política y no el interés del pueblo de Salto. Excusándose con que “así nos está cuidando” toma estas decisiones, pero en realidad, su verdadero objetivo se cumplió: salió en todos los medios nacionales y fue noticia por varios días, para continuar posicionando su figura a nivel nacional.
Hoy si nos paramos a orillas del río Daymán vemos cómo del otro lado, un hotel está trabajando y de este lado, el entorno de las termas, parece una ciudad fantasma. Lamentamos esta situación, y en este caso estamos del lado de aquellos que perdieron su derecho y la posibilidad de seguir adelante. En esta el Intendente le erró y feo; se equivocó, porque la soberbia le ganó y el capricho lo gobernó.