viernes 29 de marzo, 2024
  • 8 am

Un símbolo del Ceibal tricampeón salteño y selecciones salteñas

Jugó en Arsenal, Cerro y Nacional, pero su corazón es de Ceibal, donde debutó en primera con 14 años. Campeón salteño, también de la ‘B’ y con la selección. Un referente, un ‘Indio’ cacique de todos sus equipos fue Ruben Eduardo Torrens, que en diálogo con CAMBIO cuenta su vida en el fútbol.
«Nací en el barrio Ceibal, viviendo en calle Valentín 1195 entre 18 de Julio y 25 de Agosto. Desde que tuve uso de razón corriendo detrás de una pelota, con la ilusión de todo niño, antes no habían tantos atractivos como hoy computadoras y celulares. Poníamos dos piedras de un lado y del otro lado y capaz jugábamos todo el día a la pelota, o en un baldío en Orestes Lanza y 18 de Julio armábamos campeonatos con arcos de caña. ¡Cuántas vivencias de niño que se perdieron! La esencia del campito, de donde salieron grandes jugadores, se perdió la imaginación, la creatividad. Hoy si el jugador hace más de tres driblings el técnico le grita soltála, ahora es más juego de equipo, algo que mató a los esquisitos formados en el campito».
«Yo siempre descalzo, los únicos championes eran para salir o la escuela. Si mis viejos me veían jugar de championes, me mandaba a sacar enseguida. Me gustaba jugar atrás, lo mío era la marca, sacársela a los habilidosos y reventarla, esa era mi misión. Siempre muy temperamental, nunca me gustó perder, hasta hoy jugando en el Súper Senior de Ceibal».
DA COL, DUBLÍN, CEIBAL Y ANTONIO… UN PADRE
«Con 10 años, Juan Da Col, que vivía en las viviendas de barrio Ceibal y estaba en el baby fútbol de Dublín me vio jugar en la vieja cancha de Luján, donde ahora es el Rufino Araújo, y jugando con gente grande. Así fue que me llevaron a jugar en el baby de Dublín, jugué hasta los 12 años, después como era hincha de Ceibal, que estaba en la ‘B’ en ese entonces, llegué para jugar en la cuarta con 13 años cumplidos. Ahí como lateral, jugaba tanto a la derecha como a la izquierda, apretando al puntero contra la raya, tratar de anticiparlo. Al año siguiente, no recuerdo bien, pero con 14 años en un campeonato Preparación debuto en primera y no salgo más de la titularidad, de ‘4’, de ‘6’ o dando una mano en la zaga, como último hombre, que fue fue el puesto en el que me retiré y hoy juego en Súper Senior».
«Aprovecho para decir que Antonio Cattani, el ‘Pelado’, fue un padre para mí. Desde que lo conocí no sólo me abrió las puertas para trabajar, sino que siempre me apoyó en todo. Mi pase siempre fue de Ceibal, pero él era mi apoderado. Los clubes en que jugué y no jugué iban al taller a proponerme y el pase lo sacaba firmado de Ceibal, a préstamo para cualquier cuadro, gracias a él. En ese Ceibal jugaban el ‘Toyo’ Silva, Eduardo Barrios, Jesús Arregín, Luis Sosa, el ‘Racha’ Sosa, Héctor Araújo, el arquero era el ‘Tito’ Arias, también jugaba Miguel Borges, un equipo de hombres y yo un gurí de 14 años».
«Yo entrenaba mucho, mi padre se levantaba temprano para ir a trabajar y cuando volvía a casa por supuesto se acostaba temprano, para levantarse temprano al otro día. Entonces, la verdad pasaba más con el ‘Pelado’ Cattani que con mi viejo, por eso digo, los consejos, las grandes decisiones en mi vida, fueron de él. Mi hijo Benjamín le dice abuelo. La familia Cattani toda es parte de mí; Rodney, que ojo, fue un gran jugador, se jodió la rodilla muy joven; el ‘Toti’ Cattani, que hoy está al frente de la empresa, mantenemos una gran relación, un gran tipo igual al padre».
DE LA ‘B’ A CAMPEÓN SALTEÑO
«Me tocó vivir una etapa en Ceibal con muchas limitaciones, jugando años en la ‘B’ con buenso equipos, pero era donde en la ‘B’ había grandes equipos, convocaba más gente que la ‘A’, estaban River, Salto Nuevo, Progreso, Sud América, muchos clubes de barrio, que además pagaban y recaudaban bien, y a Ceibal le sacaban buenos jugadores, por el tema económico. Hasta que llegó el ‘Pipo’ Rodríguez, un adelantado en aquella época. El haber jugado en Salto Uruguay, trajo ideas, propuestas, unió más al barrio, mejoró la infraestructura y cambió la forma de trabajo con mucha humildad, busco trabajar de una forma más profesional, para que el club en pocos años lograra muchas cosas, no sólo a nivel deportivo sino también a nivel social, terminar el gimnasio y tener cancha propia, el Rufino Araújo. Recuerdo lo que fue el ascenso a primera, si bien fue un mano a mano con la ‘U’, todos los domingos teníamos una final, todos nos hacían partido. ¡Había que jugar en la ‘B’ y salir campeón!
«Después en la ‘A’ fue muy importante haber llegado varios años a la final, haber logrado el tricampeonato y jugado la Copa de Clubes de OFI donde nos hicimos conocer. Además jugamos aquel recordado campeonato nacional que jugamos en el 96′, todo nuevo para nosotros, ese torneo Integración, jugando con cuadros profesionales, que costaba mucho, hoy no tanto. El inolvidable partido con Huracán Buceo, un equipo que era protagonsitas del Campeonato Uruguayo, con jugadores de selección uruguaya, Fernando Kanapkis, que nos hizo dos goles de cabeza acá en el Dickinson en jugadas de pelota parada, cuando nosotros fuimos protagonistas y no pudimos hacer un gol, la pelota pegaba en los palos. Y allá terminamos 5 a 5 y si hacíamos un gol más pasábamos nosotros. Estuvimos muy cerca, ellos se confiaron, y en nosotros andaban muy bien Romero y el ‘Lachi’ Cardozo, Galli, que había venido de Cerro como ‘5’. Para mí fue lo máximo en todos los años que jugué en Ceibal.