
Por Melisa Ferradini
Tiene 54 años. Nació en Montevideo el 20 de abril de 1967. Su niñez la vivió en Pueblo Rizzo en el departamento de Soriano junto a sus padres; Alfredo y Cecilia y sus hermanos; Martín, Gabriel, Cecilia, Marcelo y Carolina. Realizó la primaria en la Escuela Nº 48 en el pueblo Rizzo y la secundaria la llevó a cabo en Salto en el Liceo Salesianos cuando se trasladó a vivir acá. Su padre era de familia salteña y tenía mucho arraigo en nuestra ciudad. Se crió en la zona centro. En el año 1990 recibe una importante oferta laboral para trabajar junto al Dr. Carlos Forrisi en su estancia San Carlos de los Álamos. En principio fue por 6 meses pero se quedó 7 años trabajando junto a el hasta que el decide cambiar de rubro. Ahí se decide a realizar el curso de rematador en la capital en la Escuela de Brazo Oriental de UTU y se recibe. Fue docente de los cursos de rematador y corredor inmobiliario en la UTU en la Escuela de Administración y Servicios. Ha formado su familia junto a su esposa Esmerilda Freitas y tiene tres hijos; Nicolás (21), Juan Francisco (18) y Sara (14)
-¿Cuáles fueron los factores que influyeron en su decisión profesional?
-Básicamente la profesión de rematador en el Uruguay se heredan de generación en generación. Es hereditario. En mi caso puntual mi padre fue rematador. Siempre apegado a los negocios rurales. Ahí fue que me hice rematador para seguir los pasos de él. Una profesión que adquirí desde niño y bueno me lleva la tradición. Es una profesión que invoca mucha confianza. Se necesita mucha confianza de la localidad donde vives. Salto tiene varios exponentes claros que esta profesión se va heredando de generación en generación. Al principio hacia solo remates ganaderos y con la llegada de la crisis del año 2000 y se avistaba una necesidad de mayor trabajo en el ámbito judicial, comencé a realizar los remates judiciales, bienes inmuebles en general, antigüedades, etc.
-¿Recuerda la experiencia de su primer remate?
-Me acuerdo que independientemente de que siempre fui familiarizado en la profesión., ando en las pistas de remates ganaderos desde niño. Recuerdo mi niñez ayudando a mi padre con mis hermanos en el ámbito de los remates. El día que tuve que subir a una tarima de remate pensé en que no iba a tener muchos nervios pero al final me temblaban las piernas. Ese día mi padre me ayudaba desde abajo y yo a los 15 minutos era un rematador avesado. El aprendizaje fue rápido. Recuerdo ese año bien claro fue en 1990.
-¿Ha cambiado la actividad en estos años?
-Si ha cambiado mucho. Nosotros somos un fiel reflejo del cambio en la realidad. Por esa mismas estructuras que tenía nuestro país cuando llegó el momento de incursionar en el tema de las pantallas y los remates virtuales. Mi padre no veía que esos métodos de remate no funcionaran en el país. Fundamentaba que era un país chico con zonas definidas de rematadores bien marcados, no le veía futuro. Al no participar de esos métodos de trabajo el escritorio de mi padre quedó fuera del circuito de los remates virtuales o por pantalla. Eso motivó que la parte ganadera en el escritorio quedara fuera de competencia. Ha cambiado muchísimo. Hoy los remates de ferias de ganaderas prácticamente los remates de ferias no existen. Solamente los remates virtuales o por pantalla. Los remates judiciales continúan siendo iguales con las mismas estructuras salvo los cambios que la ley ha producido en ellos. Los remates de muebles y útiles o antigüedades también ha habido una incursión en el ámbito virtual que también son tiempos de cambio.
-¿Cómo es la organización de un remate?
-Todos los remates tienen una particularidad distinta. Pero en la realidad todos los remates tienen que tener la consignación de los lotes por parte del remitente. Esos lotes hay que adecuarlos al remate. La mercadería llega sin lotear. Llega y cada uno según la sapiencia que tenga tenés que formar lotes con eso.
Eso de acuerdo al mercado, de acuerdo a lo que te están consignando, de acuerdo a su estado. Ahí se forman los lotes. Se enumeran de acuerdo al orden en la numeración. De acuerdo al orden de numeración es el éxito del remate. Se hace una exhibición. Habitualmente en los remates de muebles y útiles con 2 o 3 días es suficiente. Eso es antecedido de un sistema de publicidad en diarios, radios, televisión, etc. Hasta que llega el día y la hora del remate. Hay un equipo de trabajo que participa del remate; levantadores de oferta, boleteros, liquidadores. El rematador que siempre va a rematar algo tiene que tener a parte de una buena conducta, siempre tiene que tener una tasación de uso propio o sea saber el valor de lo que está liquidando. Eso es muy importante para tener una buena relación con todas las partes que participan en el remate. Por eso es una profesión de alta confianza. Nosotros estamos manejando siempre dinero que no es de nosotros. Nosotros somos netamente intermediarios.
-¿Qué característica le parece a usted que tiene que tener una persona que quiera dedicarse a ser rematador?
-La característica fundamental que tiene que tener es la capacidad de socializar. El rematador es una persona conocida en todos los estratos sociales. Es una profesión que parte transversalmente a la sociedad. Es tener poca vergüenza al efecto de encarar a la gente. Debe tener mucha ética y confianza. Los dineros que manejamos no son de nosotros.
Somos simplemente intermediarios de alguien que quiere vender algo o por necesidad o porque ya no usa esa mercadería o porque está produciendo y la manera de salir de esa producción es el remate. Las tres patas básicas de un buen rematador son la ética, la confianza y la socialización. Eso es lo que tiene que tener alguien que quiera ser rematador.
-¿Cómo ve la situación actual en nuestro país refiriéndonos a su actividad?
-Según el rubro. En cuanto a la parte ganadera, a la parte rural es una situación que no ha sufrido cambios. Salvo en determinados momentos de la pandemia. Con respecto a los remates de bienes muebles y útiles hemos tenido parates largos.
Después tuvimos una actividad más o menos normal salvo en algún momento que tuvimos que tener separación y distanciamiento entre las personas. En mi caso personal gracias a la buena voluntad de la Intendencia de Salto pude cortar la calle en varios lugares y hacer remates y ubicar a la gente en la calle. Así nos fuimos adaptando. En este momento estamos parados y es un rubro muy resentidos en este momento. Los remates judiciales también están viviendo un parate en este rubro.
-¿Qué expectativa tiene con su trabajo para este año?
-La expectativa que tenemos todos los uruguayos y todo el mundo.
En la medida que nos vacunemos, en la medida que adoptemos las medidas. Que cada uno sea responsable de nuestras actitudes. Creo que eso mas la vacunación nos va permitir rápidamente salir de esto. Una vez que eso se produzca nuestro país tiene que tener una reactivación económica fundada en todas las partes; gobierno nacional, gobierno departamental, organizaciones sociales, agremiaciones, todas las fuerzas vivas del departamento y cada uno de nosotros en particular.
-¿Qué actividad le gusta realizar en su tiempo de descanso?
-Hago muchas cosas. Acompaño a mis hijos desde los 5 años los basados y los domingos a jugar al fútbol en su actividad deportiva.
Extraño eso en este momento de pandemia. Salir y estar en familia me gusta y me atrae mucho. Me gusta cocinar y cocino muy bien. Soy un buen asador. Mi señora y mis hijos me acompañan es eso.