lunes 25 de noviembre, 2024
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Las batallas olvidadas (I) Rivera: en defensa de la Patria

Leonardo Vinci
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Leonardo Vinci

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Sol

Por Leonardo Vinci.
A fines de 1816, ya habían muerto 3000 hombres en las filas artiguistas.
En enero, Artigas estuvo a punto de caer prisionero en manos de los portugueses en la Batalla del Arapey.
En esos días, las fuerzas orientales sufrieron terribles bajas, como en «El Catalán» donde murieron unos 1000 patriotas.
Para Eduardo Acevedo fue el principio del fin para Artigas, quien perdía respaldos día tras día, como el del Cabildo y el Vicario Dámaso Antonio Larrañaga.
Los jefes artiguistas- menos Rivera- se mostraron propensos a buscar un arreglo con Buenos Aires, en contra de la opinión del Jefe de los Orientales.
Así las cosas, Bauzá y numerosos oficiales, desertaron con batallones de 600 soldados y varias piezas de artillería.
Artigas ya no era la figura respetada por quienes estuvieron anteriormente a sus órdenes, a tal extremo que Bauzá le escribe a Pueyrredón diciéndole que abandonaba a su Jefe «desengañado al fin de que la causa personal de Artigas no era la de la patria, de que su tiranía los barbarizaba, de que no era posible fundar el orden con hombres que lo detestaban…»
También abandonaron al Prócer, Oribe y su hermano, quienes declararon «que no querían servir a las órdenes de un tirano como Artigas que, vencedor, reduciría el país a la barbarie, y vencido, lo abandonaría».
Sintiéndose traicionado, y visiblemente indignado, Artigas le escribió a Pueyrredón: «Ud. negándose a conciliar los intereses de una y otra banda es un criminal, e indigno de la menor consideración (…) Ud. es responsable ante las aras de la patria por su malicia contra los intereses comunes; algún día se levantará ese tribunal severo de la nación, y él administrará justicia».
Semanas después, es tomado prisionero Otorgués y luego- debido a su imprudencia- cae Lavalleja en manos de los invasores, quien tiempo después le escribiría a Alvear diciéndole: «El General que suscribe no puede menos que tomar como un agravio personal, un parangón (que Usted me hace con Artigas) que le degrada».
Rivera no sólo es el único oficial que quedó peleando junto a Artigas, también es el último que continuó combatiendo durante 1818 hasta la caída definitiva en 1820 y cuyo auxilio buscó afanosamente el Prócer, como lo prueba el mensaje de Mena Barreto a Curado: «Com infenitos incomodos marchei seis noites effetivas com a Devizáo que VE. me confiou destinada abater Artigas; todos os exforgos foráo frustados pela precepitaçáo com que Artigas fugia, de dia, e de noite para as partes do Rio Negro, aonde dezia éra asua reuniáo com Frutos Ribeiro» (Marché 6 noches con la División que Ud. me confió destinada a abatir a Artigas. Éste huía de día y de noche para el Río Negro, donde se reuniría con Fructuoso Rivera.)
La batalla de Chapicuy tuvo lugar un día como hoy, 14 de junio según las «Memorias de los Sucesos de Armas».
En ese combate, Rivera enfrentó a una división de 700 portugueses, y tras ser derrotado en primera instancia, se rehizo y obligó a huir a los invasores, quienes «tuvieron no pocos muertos y algunos prisioneros, entre éstos un oficial- Isidoro Asambuya- hijo de una familia distinguida de Puerto Alegre».
Don Frutos les arrebató la caballada, y los venció por medio de una carga a lanza de las que lo harían celebre, rescatando numerosas familias que se hallaban en manos del Ejército de Curado.
¿Por qué no se les enseña la verdad histórica a nuestros jóvenes? ¿Por qué los textos de estudio omiten o soslayan la existencia de los combates disputados a sangre y fuego por el General Fructuoso Rivera en defensa de la Patria?