Por Gerardo Ponce
De León
Creo que hoy día, se comienza a “pagar” algo que un Presidente uruguayo, elegido por el pueblo, pasando a ser el Presidente de todos nosotros, dijo, el día en que asumió el cargo, en la Plaza Independencia, de nuestra capital: “Educación, educación, educación”.
Mi comentario se debe a la polémica, que sea dado por los fondos que el Ministerio de Economía quiere dar del Instituto de Colonización, para la radicación de asentamientos. No quiero darle a este escrito ningún tinte político, ya que no es mi fin y no pretendo entrar en ese terreno. De entrar en dicho comentario, voy a querer aclarar y es muy probable que no de el diario para que se entienda mi postura.
¿Por qué: educación, educación? Pienso que nos han dejado formar la cultura o la educación de la comodidad. Nos criamos dentro de un Estado “paternalista”; él tiene que darnos y nosotros, si poner nada de nuestra parte, esperamos que él solucione nuestros problemas. Es muy complejo el tema de la erradicación de los asentamientos, como también creo que existe en el Instituto de Colonización, el mismo problema.
Entonces me pregunto: ¿el Estado exige algo en devolución de la solución a dicho problema? Sé muy bien que hay gente que cumple, cuida y valora lo que tienen. Hay productores que pagan sus deudas, como también hay gente que hace lo mismo con la casa que reciben. ¿Y los que no cumplen? Aquellos que sub-arriendan y no explotan, ¿están cumpliendo con el fin que tiene el Instituto? Los que alquilan la casa que reciben, ¿es el fin de la casa que recibieron? Esto que voy a escribir ahora, se da más en las casas que en el campo (creo); gente que reciben una casa y la alquilan, para volver a otro asentamiento y esperan que le den otra casa; como sucedió en la ciudad de Salto, que sabían que tarde a temprano se le iba a dar una casa porque el terreno está pegado a un liceo.
El que hace cualquiera de estos dos ejemplos que les digo, tienen dos motivos para hacerlo: viveza criolla o por falta de educación. Y a fuerza de ser sincero, creo que la diferencia, entre ambas situaciones, es de un filo de una chille. Todo se reduce a la falta de educación (inculcar valores).
Todo comenzaría en que el Estado haga cumplir los fines que tiene todo lo que da, ya que es muy fácil recibir y no cumplir. Y acá no solo es un problema de educación sino también de transparencia. Hay tantas cosas que los uruguayos esperamos que se “voltee” a quienes no cumplen con sus obligaciones. Hacerle ver al pueblo que su gobierno da pero exige que se cumpla. Entonces los niños, jóvenes y el resto de la gente, vea que directamente o indirectamente, el Estado nos enseña, nos educa, por lo menos en algo muy olvidado, como el valor de la palabra. Si fallamos en la educación, se pierde muchos valores (honor, sinceridad, compromiso, etc.).
Sé que es muy difícil dejar a todos contentos, pero hay realidades que rompen los ojos existen casos que se pueden ir solucionando haciendo camino en forma segura y despacio. No hay mejor enseñanza que hacerlo con el ejemplo, midiendo donde se lastima menos o quien necesita más. Pero el problema está en la carencia de la educación. No se le puede echar la culpa a los docentes, ya que la culpa es de la familia y no del Estado.
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