La importancia de tener fe
Por Gerardo Ponce De León
Conocí a una persona que lleva en su organismo la cantidad de 23 operaciones. Me decía que hoy día está en manos de Dios por intermedio del Padre Pío, ya que era su vínculo con él. Es lógico que uno se pregunta: ¿Hasta cuando le aguantará el organismo? ¿La anestesia le seguirá haciendo efecto? Como no soy entendido en la materia, surgen estas dudas y más cuando uno ve la forma de aceptación que tiene frente a la enfermedad que le lleva a estas operaciones.
Más de una vez me he preguntado si soy capaz de dar este tipo de ejemplo de vida, ya que me falta o fallo en la fe que se tiene que tener para poder soportar todo esto, que se lo hacen para bien de uno. No existen, hablando con dicha persona, quejas y no buscan el porqué le tocó a él vivir este calvario. Me llevan a cuestionarme ¿De qué están hechos?
Podría darle el nombre y apellido, pero no viene al caso hacerlo y realmente no importa, si importa como uno encara, si me toca vivirla, cual es mi reacción frente a la magnitud de tratamiento que me harían para tratar de solucionar el problema. Es simplemente ponerme en el lugar del otro; cambiar la óptica y tratar de buscar lo bueno que quieren sacar de mí.
Miro como soy y me doy cuenta que me quejo frente a un dolor, que tengo o siento un “resquemor” frente a una operación, y sé que no tengo problemas de recibir y aceptar lo que un médico me diga, pero no se cual sería mi reacción frente a 5, 10, 12 0 15, y mucho menos a 23 veces, de oír “vamos a operar”.
¿Tendré la fortaleza de soportar? Por eso admiro a esta persona, que no sería de extrañar que oculte, alguna vez, algo que le esté sucediendo, y que lo haga, no por miedo, sino por no asustar a la familia. Esto es un ejemplo de vida, no creo que esté dentro de mis posibilidades llegar a en manos de Dios y tolerar el sufrimiento.
Me hizo recordar el escrito del miércoles pasado, cuando les contaba del libro “Jachu” y Dios me pone en el camino a esta persona, para cuestionar mi fe, mi entrega, si soy capaz de aguantar los dolores que tenemos y que nos quejamos, y al encontrarme y también leer, las vivencias de estos seres humanos que me hacen ver la poca cosa que soy.
En este caso el intermediario de ayudar a dedicar su sufrimiento por los demás es el Padre Pío, del cual es fervientemente admira. Sabe muy bien que detrás de él esta Dios y deposita su confianza y entrega a él. Lo que uno más admira es que no se busca el porqué a mí, ya que sabe muy bien que la pregunta es: ¿Por qué no a mí?
Muchos nos preguntamos ¿hasta dónde somos capaces de tener un organismo que sigue soportando todo esto? Tengo la impresión que debe de existir algo superior que acompaña, apoya, brinda su brazo para ayudar a caminar entre tantas piedras que encuentra en su camino. En el correr del tiempo se van haciendo más grandes, cuesta más seguir adelante, pero algo hay que nos lleva a entender el lenguaje o saber interpretar que nos quiere decir el Padre, con estos ejemplos que nos pone delante nuestro. Y vamos viendo que cada día son más y como lleva a la familia a ser el puntal de ese “poste” de excelente cerno.
Ojalá sepa entender que me quiere decir Dios con todo esto.