sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

Complicado

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

443 opiniones

Por el Padre Martín Ponce De León
A medida va transcurriendo el tiempo entender a esa persona se va volviendo más y más complicado.
En muchas oportunidades le escucho hablar y contestarse y me digo se está volviendo loco.
En varias ocasiones le escucho despotricar contra alguien y cuando le pregunto qué le ha pasado con fulano para que estés tan enojado me responde que no está enojado con esa persona y que hace tiempo no le ve.
He llegado a la conclusión de que no debo prestar atención a lo que suele hablar en soledad ya que, casi siempre, ni recuerda haber dicho lo que le escuché decir.
Un tiempo atrás solía venir con bastante alcohol extra y, por lo tanto, todo orinado sin importarse por ello.
En una oportunidad le dije: “Mirá como estás. Yo te busco otro pantalón y vos te das un baño” Me respondió con un desconcertante: “Pero mañana ya está seco” y se acostó tal como estaba.
Cierta vez le ví envolviéndose los pies con unas ropas viejas y le pregunté a qué se debía hiciese tal cosa y me respondió que “Me hieden los pies y me los envuelvo así no siento el olor”
Aprendí a aceptar ese tipo de conductas de su parte y estaba seguro siempre me habría de sorprender con sus respuestas.
Claro que intentaba entenderle desde el pensar que actuaba de esa forma por estar tomado.
Desde hace un tiempo ha optado por quedarse en su cuarto y eso le ha llevado a volverse más y más complicado.
Antes salía todos los días puesto que ello le permitía hacer unos pesos y poder comprarse un algo de vino.
Luego salía únicamente los días que teníamos comedor ya que no almorzaba con nosotros puesto que siempre encontraba a alguien que “lo despreciaba”
“Me mira despreciándome” “Me habla con desprecio” “Me trata con desprecio” tales manifestaciones iban cambiando de destinatario por lo que uno llegaba a la conclusión de que era algo de su pura ocurrencia.
Últimamente se queda escondido en su pieza y no sale pero tampoco comparte la mesa con nosotros y es allí donde ha comenzado con una serie de manifestaciones que hacen referencia al título de este artículo.
“No voy a comer para que nadie diga que me quedo por la comida” “¿Alguien te dijo eso?” “No, pero lo pueden pensar y no quiero piensen eso”
No hace mucho entro al lugar donde estaba y lo encuentro sentado, tomando mate, y mirando en dirección a un televisor apagado. “¡Qué raro no estás mirando televisión!”
“Para que vos no digas que yo me quedo para mirar televisión”
En otra oportunidad entro al salón donde se encontraba y escucho se lleva una silla por delante puesto que el mismo se encontraba a oscuras. “¿Por qué no prendés la luz?” “Para que no digan que yo soy el que gasta luz”
Un día le veo recorriendo el fondo y juntando trozos de nylon. “¿Para qué juntas nylon?” “Para que no digan soy yo el que gasto el papel higiénico del baño”
Últimamente está en esa etapa donde, parecería, es la víctima de todas las recriminaciones posibles y actúa como respondiendo a las mismas. Lo tremendo es que nadie le reprocha nada y todo es producto de su imaginación.
Es, entonces, que uno supone que su mente le hace vivir como si fuese un constante perseguido y señalado como responsable de los gastos de la casa.
Tremendo es el hecho de ver que no se puede decir que esa conducta es producto de su estar alcoholizado sino al contrario.
Era mucho más sencillo tratar con él antes que siempre estaba con alcohol de más que ahora que apenas toma pero se ha tornado mucho más complicado.