lunes 7 de octubre, 2024
  • 8 am

Nuestros adolescentes de cada día

Alexandra Ledesma
Por

Alexandra Ledesma

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Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
Y llegamos a esa etapa que por lo general está un tanto mal cotizada, y es que podríamos asegurar que la adolescencia no es solo una etapa, es un momento bisagra en la vida de muchos, no solo por un tema de importantes cambios físicos y hormonales, sino que pareciera que nos encontramos en una calesita psicoemocional constante.
Pues déjenme decirles que no solo viven esto los y las adolescentes, sino que el entorno es parte de este armonioso caos.
Ni que hablar de quienes son los responsables de ese/a adolescente.
Y como ya venimos hablando, la educación sexual se convierte en un eslabón fundamental aquí también, menos que menos podemos decir que es responsabilidad pura y exclusiva de los centros de educativos o dejarla en manos de internet, sino que la educación que se imparte desde el hogar es quizás la que más se grabara en nuestros hijos.
Y continuando con la columna anterior, donde establecimos algunas sugerencias para poder dirigirnos a nuestros hijos en conversaciones referentes a la sexualidad, acá les vengo a proponer otro tanto más pero que tienen que ver justamente con esta otra etapa de la vida, y aunque dijimos que la educación sexual debe ser constante, no está mal hacer un parate por aquí y reforzar ideas.
En primer lugar, (si es que aún en el hogar no se han tocado tema referidos a la temática) es necesario romper el hielo para llegar a esa conversación, y para ello es inevitable, así como vimos sucede con los niños, ser honestos, directos, entender que todos los momentos pueden ser propicios para el inicio de una charla, sin presión, permitiendo que hablen hasta donde se sientan cómodos. El permitirles que hablen ellos primero, es importante para saber qué información manejan y de donde la obtuvieron, lo que nos abre camino a guiarlos hacia información veraz, además de conocer la fuente de donde obtienen esa información.
Vuelvo a insistir, lo ideal es que estas conversaciones no sean una novedad en el hogar, que se las haya podido incorporar durante el desarrollo del hoy adolescente, de esta forma, al llegar a esta etapa, se logra un grado de confianza y naturalidad que permiten una mayor fluidez y mejor entendimiento entre las partes.
Algo que es realmente importante a la hora de enfrentarnos a estos temas, es saber de lo que estamos hablando, y si por alguna razón no estamos seguros, simplemente decirles que lo van a averiguar para luego seguir con la conversación, no intentemos dar información errónea que puede llevar a decisiones aúnmás equivocadas.
Por otro lado, debemos ser buenos oyentes, no intentemos imponer lo que pensamos o aplicar nuestras experiencias, tengamos presente que somos una generación distinta, las cosas cambian constantemente. En este punto también, evitar hacer referencia al tema cargándolo de connotaciones negativas, si el fin es evitar que su hija/o explore la vida sexual, está consiguiendo que lo haga pero con sentimientos que van desde la culpa, la vergüenza, el asco, etc. El o la adolescente debe aprender a disfrutar del sexo pero de forma responsable, es eso lo que debemos trasmitir.
Seamos padres, no amigos, padres respetuosos, abiertos, amables, evitando el “reto” pero si dejándoles saber que existen límites que si se cruzan, se perjudican. Pero hablemos, hablemos de relaciones sexuales y afectivas, de métodos anticonceptivos, de infecciones de trasmisión sexual, hablemos.