viernes 17 de mayo, 2024
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Hipocondría

César Suárez
Por

César Suárez

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Por Dr. César Suárez
Hipocondríaco es un término que se aplica las personas que se imaginan enfermedades en base a determinadas sensaciones que la hacen pensar que padecen de una grave enfermedad y que surgen muchas veces por ser testigos que enfermedades de otras personas y ellos se imagina que tienen el mismo mal y hasta terminan por sentir los mismos síntomas que el que está enfermo, aunque estén totalmente sanos.
La imaginación frecuentemente se alterna con la realidad, el cerebro de cualquier persona se carga a través de la vida de información que surge en la cotidianidad y cada uno se hace una composición de su realidad elaborada a través de los sentidos que van dejando una huella en la percepción emocional que se procesa en cada caso a la manera de cada uno y de acuerdo a la historia personal, cada estimulo que llegue a los sentidos irá generando nuevas emociones que inevitablemente despertarán vivencias anteriores que se mezclarán con las emociones del momento.
Hay que reconocer que cada uno es emocionalmente diferente y el entorno de cada quien irá modelando cada personalidad razón por la cual dos gemelos univitelinos por más que compartan casi el cien por ciento de la estructura genética, insertos en medios sociales diferentes modelaran personalidades distintas.
De acuerdo a la historia personal serán las respuestas conductuales de cada uno y como habitualmente se dice, delincuente no se nace, sino que se hace. Un individuo que le haya tocado combatir en una guerra cruenta, volverá a su antiguo entorno muy diferente a lo que hubieses sido si se hubiera quedado en su comunidad.
De esa mezcla de personalidad innata y lo que las circunstancias aportan luego se gestará sin dudas la forma de ser de cada persona y la forma de reaccionar ante cualquier acontecimiento.
Dentro de este marco, la preocupación individual por la salud está sumamente influenciada por factores externos, desde la desaprensión total hasta la preocupación desmesurada por síntomas banales, enmarcadas en una hipocondría extrema.
Las circunstancias han cambiado en forma dramática en las últimas décadas y el acceso a la información suelen generar en las personas hipocondríacas innumerables sensaciones que suelen asociarse a múltiples enfermedades imaginarias que se agravan cuanto más se piensa en ellas y si algo faltaba, Google termina por hacer el resto donde suele haber información inespecífica que cada uno la interpreta como quiere o como puede para terminar pensando, aunque se esté sano, que ya no se tiene salida.
La realidad es que todos somos en diferente medida un poco hipocondríacos y sólo al hablar de enfermedades cada uno comienza a percibir algún indicio como se comprueba frecuentemente que con sólo escuchar a hablar de piojos muchos comienzan a rascarse la cabeza.
Sin duda es que es el cuerpo que suele enfermarse, pero la mente es la que manda, la interpreta, la que procesa, la que nos alegra o nos entristece y como es el médico a quien se recurre ante la percepción real o imaginaria de una enfermedad es el que tiene que ayudar no solamente en hacer un diagnóstico correcto de un mal orgánico o elegir el mejor medicamento o procedimiento sino, además, tiene que interpretar la realidad emocional de cada paciente para trasmitirle la confianza necesaria para restablecer el equilibrio adecuado para cada uno.
Como siempre, los extremos generan desequilibrios y lo razonable es que cada uno cuide su salud y recurra a una evaluación periódica, aunque se sienta totalmente sano.
La desaprensión total sueles retrasar permitir llegar tarde a el diagnóstico de una enfermedad prevenible la hipocondría extrema lleva, no sólo a un sufrimiento emocional innecesario sino, además, llevarlo a ser víctima de la fábula del “Pastor mentiroso” que de tanto “inventar” síntomas no comprobables, ante una verdadera enfermedad termine por perder credibilidad o aunque le crean, ser sometido a innumerables estudios que sumados pueden dejar de ser inocuos.