viernes 29 de marzo, 2024
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Entretenimientos

César Suárez
Por

César Suárez

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Por Dr. César Suárez

Los humanos al parecer, somos los únicos seres vivos que tenemos conciencia de la inexorabilidad de la muerte, pero si hiciéramos una encuesta, seguramente comprobaríamos que la gran mayoría de las personas intentan o aspiran a vivir la mayor cantidad de años que sea posible en una resistencia obstinada por permanecer, sin embargo, cada individuo, frecuentemente, no sabe qué hacer con su vida si no la tiene ocupada en algo y cuando no tiene nada que hacer se desespera para que el tiempo pase rápido y en ocasiones no encuentra la manera de como “matar el tiempo”, ese tiempo que a su vez quiere que nunca se termine, intentando vivir lo más posible.
Por todas estas razones, para el ser humano, el entretenimiento resulta ser vital y siempre busca alguna herramienta para que ese tiempo que tiene por vivir pase lo más desapercibido posible.
Esa necesidad de entretenerse en algo lleva a muchas personas a buscar las alternativas diversas para satisfacer esa imperiosa necesidad, pero otros, más materialistas, han encontrado en esa necesidad un impresionante y muy redituable negocio generándose en forma creciente la industria del entretenimiento que satisfaga esa casi imperiosa necesidad creando y vendiendo insumos que se comercializan en forma creciente como pan caliente y que se transforma en una suerte de terapia para intentar neutralizar la angustia existencial que en menor o mayor medida, afecta a cada habitante de este planeta.
La forma de entretenerse ha ido cambiando en forma acelerada y los que ya contamos con varias décadas vividas hemos sido testigos de eso cambios descomunales.
Yo recuerdo que, en mi niñez, divertirse era prácticamente gratis, donde la naturaleza nos proveía de innumerables insumos para jugar y pasar el rato pero la ciencia y la tecnología vino a cambiar todo y ha ido generando entretenimiento diseñados para generar adicción que llevan a la necesidad de comprar tecnología que se renueva a cada minuto y que hace caducar cada nuevo pasatiempo mucho antes de haber pagado la última cuota de su financiación casi que esclavizando a cada individuo a tener que ocupar tiempo haciendo cosas que no nos gustan para obtener los recursos para pagar todo el mundo nos quiere vender.
Esta aceleración no tiene perspectiva de parar y lo que antes, no hace mucho tiempo era inimaginable por fantasioso ya está aquí disponible para el que dispongan del dinero suficiente o para los que quieran asumir deudas crediticias, correr desesperados detrás de cada novedosa tecnología en una suerte de adicción fatídica que maneja nuestra voluntad sin que nos demos cuenta, imbuidos en la idea de que no podemos vivir sin eso en una suerte de adicción que maneja nuestras ideas y nuestros pensamiento.
Si seguimos así, yo ya no me puedo imaginar que sofisticadas tecnologías no esperan en un futuro no tan lejano que nos lleven a descartar todas esas cosas que tanto esfuerzo nos costaron adquirir y que ya serán caducas, aunque funcionen perfectamente bien.
Ya nuestro interlocutor no es otra persona sino la nueva aplicación que nos mantiene como embobados frente a la pantalla sin percibir siquiera que al lado hay otro ser humano probablemente haciendo lo mismo porque si quisiera iniciar un diálogo no encontraría interlocutor que se libere de esa fatídica pantalla, cada uno por su lado atrapado.
Como añoro rescatar la antigua “aplicaciones” físicas con formadas por cartas de una simple baraja para entreverarse en entretenidas partidas de truco, roba montón, escoba de quince, desconfío, o cualquier otro juego de mesa donde cada uno maneje sus estrategias, intercambie diálogos generando vínculos entre personas, tal como era antes, ya no hace tanto tiempo donde las familias y los amigos podía interactuar sin que un instrumento fatídico trasformara a cada individuo en un entre automatizado tal como si fuera una droga adictiva.