sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

Acuna su sueño

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Minervine

Por el Padre Martín Ponce De León
Desde hace tiempo conozco el sueño de maternidad de aquella joven mujer.
Cada intento fue acompañado por la ilusión y la negación.
Su maternidad le llevaba a ser mucho más que un deseo. Era su sueño, su ilusión, su deseo profundo.
Todo en ella decía de una gran madre posible pero la vida se empeñaba en decirle que no era posible tal cosa.
No sé la razón pero siempre me fue participando de sus pasos en pos de la maternidad y le acompañaba con mis oraciones ya que sabía lo que soñaba con ello.
Como, por diversas razones, cada paso era una negación, continuaba rezando por ella para que no abandonase su sueño.
Un día su salud vivió un quebranto y ello le habría de jugar en contra en pasos futuros que habría de dar.
Aquel quebranto en su salud no le hizo bajar los brazos ya que la maternidad continuaba siendo su gran sueño.
Soñaba sin descuidar su responsabilidad.
Soñaba y continuaba colmada de madurez y calidez.
Soñaba y no descuidaba su sonrisa que continuaba brindando generosamente.
Es obvio que tengo por ella un sincero respeto y un gran afecto que me llevaba a continuar rezando por su soñada maternidad.
No hace mucho me comentó mantenía su ilusión maternal de una forma generosa, muy generosa.
Hoy ha de esbozar su sonrisa más dulce.
Hoy ha de sentir sus brazos se han colmado de cálida ternura.
Hoy ha de saber su corazón late con fuerza pues cobijando la realidad de su sueño.
Después de tanto tiempo su ser estalla de felicidad ya que ante sus ojos se encuentra la razón de su ilusión.
Poco a poco fue cambiando la manera de vivir su sueño y hoy es un pequeño trozo de ternura que debe ayudar a crecer.
¿Cuántas horas de maternidad gastaron sus sueños? Ahora es realidad y lo cobija entre sus brazos delgados.
¿Cuántos momentos de maternidad gestó su ilusión? Ahora le sonríe en blanco y brillo mientras le ve reposando de tantas miradas enternecidas.
Sin duda su corazón ha de estallar de gozo puesto que lo que durante tanto tiempo soñó ahora es un manojito de delicadeza que reposa en silencio.
Un día muy especial para ella pero, sin duda, mucho más especial es ese trocito de ternura que ella no se cansa de observar en cada uno de sus detalles.
Es feliz y no puede ocultarlo puesto que ha cubierto de tiernos besos esos sus sueños que hoy es una personita entre sus brazos.
Su felicidad va acompañada de una inmensa generosidad y audacia puesta al servicio de su sueño. Los sueños no siempre se logran con paciencia y tesón, se hacen necesarios otros ingredientes que, porque exigentes, no se está dispuesto a poner en práctica. Ella supo hacerlo y, ahora, sus brazos acunan su sueño.
Mucho lo han conversado con su compañero de camino y se han decidido por una opción nada simple pero audaz y generosa y, sin duda, ambos sonríen de dicha,
Mientras tanto, con ojos muy grandes y sin decir palabras un manojo de ternura está como ausente a todo lo que su presencia ha despertado.
Mañana podrá agradecer y valorar su suerte mientras que hoy mira casi sin ver y dice sin pronunciar palabras puesto que no las necesita ya que su presencia es más que elocuente.
Mientras tanto agradezco a Dios porque ese corazón maternal ha podido florecer y hoy es verdad.
Que Él les ayude a construir en ese ser el motivo para una gran sonrisa y que la felicidad continúe.