viernes 19 de abril, 2024
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Liquidación de la «Salteña» y versos para el «Salto Oriental»

Por Cary de los Santos
El Presbítero Rafael Firpo en su obra “Historia del Salto Oriental”, refiriéndose a la enajenación de los vapores de la Compañía Oriental de Navegación a vapor “Salteña”, para integrar la “Escuadra de la Confederación Argentina» durante los enfrentamientos con el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, y la liquidación de la compañía salteña en 1861, y los beneficios obtenidos por sus principales accionistas, nos relata lo siguiente: “…Cuando terminaron aquellos sucesos políticos que dieron lugar á las batallas de Cepeda y de Pavón , fue desarmada la escuadra argentina y entregada en depósito al gobierno de Buenos Aires.
El gobierno nacional tuvo que entregar á la Compañía Salteña, representada por Cabal, y del que era el principal accionista el General Urquiza, diez y ocho mil quinientas onzas de oro, en pago de los buques, de la escuadra de la Confederación á título de que pertenecían todos á la Compañía Salteña, dando lugar á los consiguientes comentarios este negocio bochornoso, más lucrativo para los que intervinieron en él que para la Compañía ya liquidada. Tal fue el fin de la primera Compañía Salteña de navegación que había sido fundada con tan lisongeros auspicios…”
Gran éxito comercial.
Aunque el período que brindaron servicio los vapores de la compañía «Salteña” en la carrera fue muy efímero, llegó sin embargo, a tener un gran éxito comercial en la época, llegando a transportar desde el 1 de febrero de 1860 al 31 de enero de 1861, 12.794 pasajeros en la línea del Uruguay y 15.072 en la del Paraná, lo que representa un promedio mensual de 1.068 viajeros para la primera y 1.257 para la segunda. Además, sus principales buques causaron asombro por sus progresos tecnológicos, rapidez y economía de consumo de carbón. El vapor “Salto” impuso la denominación “carrera” en las líneas de vapores fluviales, luego de desafiar por dinero al viejo buque “Menai” en la línea Buenos Aires – Montevideo, y posteriormente coronar la victoria al ganarle al lujoso vapor «Villa del Salto». El “Salto” llegó en 1860 a cruzar los rápidos del Salto Grande, realizando el viaje hasta la Asunción del Paraguay en 80 horas, su velocidad en la carrera fue reconocida en los principales puertos de la Cuenca del Plata. Y la Compañía Oriental de Navegación a Vapor “Salteña” , ayudó a colocar en un sitial de privilegio al “Salto Oriental” y sus progresistas vecinos, siendo conocidos en las principales villas y ciudades de los ríos: Uruguay, del Plata y Paraná, ocasionando la aparición de noticias y versos en los diarios de la época.
Versos para el Salto Oriental.
En 1859 don José A. Castillo, vecino de Buenos Aires, escribía unos hermosos versos, denominado “El Salto Oriental” y los dedicaba a sus honrados y laboriosos habitantes, siendo publicados en la Columna de Literatura Nacional del periódico “La Reforma” de Buenos Aires. Allí en los versos registraba todos los aspectos más importantes de la progresista población del Norte uruguayo, inclusive aquellos vinculados a la compañía de navegación y sus adelantados vapores.

EL SALTO ORIENTAL

Sobre la costas bañadas
Por el límpido Uruguay
Descuella el pueblo del Salto.
Foco de prosperidad.

Allí las artes florecen,
La riqueza es realidad,
Y el comercio su elemento
La ve rápido aumentar.

Su situación topográfica
Le es propicia por demás,
E impera en sus habitantes
La Santa fraternidad.

Allí, cuando la epidemia
Destruía la Capital
Sembrando en todos sus ámbitos
Hambre, luto y orfandad.

Unánimes ejercieron
La divina caridad,
Y suscripciones benéficas
Se ven por doquier formar.

Allí, cuando un edificio
Destruye el fuego voraz,
Y por tal golpe en sus víctimas
Lo ven llanto derramar.

Van a enjugarlo solícitos
Y con liberalidad
Remedian con mano pródiga
Esa desgracia fatal.

Allí, la educación pública
En escala colosal,
De su juventud demuestra
La vasta capacidad.

Y es un hecho muy palpable
Y abundante de verdad,
Que es hoy el pueblo del Salto
El mejor del Uruguay.

Dígalo su gran aduana
Que con noble magestad
Encierra en sus almacenes
Incalculable caudal.

Obra magna que revela
Aquella playa al pisar,
Que es un pueblo progresista
En el ramo Comercial.

Siendo innegable que honra
La Salteña propiedad,
Entre quienes se distingue
Su propietario Cabal.

Martínez, Tejos , Velázques,
Concepción, Trillo y Real.
Claverí, Sañudo y otros
Que no puedo recordar.

Sea nombres que á fe debieran
En marmóleo pedestal
Grabarse con letras de oro
Para la posteridad.

Y al frente de todos ellos,
El del noble militar
Que tal impulso al progreso,
Dio conservando la paz.

Aquellos embellecieron
El aspecto material
Con los grandes edificios,
Que hemos visto levantar.
Y este con un juicio recto
Y una muy sana moral
Desterró á todo malévolo
De su culta Sociedad.
Es su justicia su norte,
Su fin la legalidad,
Y su carácter modelo
De relevante bondad.

Por lo que lógicamente
Tendremos que confesar,
Que de pueblos Uruguayos
El Salto es el principal.

Allí, se eleva un teatro,
Donde con frecuencia van
Artistas que ha celebrado
La plateada Capital.

El drama, la ópera, el canto,
Pruebas, el baile, y demás,
Son diversiones comunes
Al culto Salto Oriental.

Su templo es obra muy buena
Y su gran capacidad
Ofrece á todos los fieles
Santos actos frecuentar.

Gracias á su digno cura
De una virtud ejemplar.
Cuyo celo religioso
Es notable por demás.

Allí banco monetario,
Sociedades de amistad
Y progreso, de estrangeros,
E ilustre club nacional.

Y recientemente vino,
Tanta grandeza á aumentar
De los rápidos vapores
La compañía actual.

Por cuyo comercio
Marcha con velocidad,
Gozando los transeúntes
Un cómodo navegar.

Sé feliz oh pueblo ilustre,
Mecido en la santa paz
Y serás el grande emporio
Del cristalino Uruguay.
Sigue en tus nobles ideas
De unión y fraternidad,
Y verás con rapidez
Tus riquezas aumentar.

Tu puerto será un gran llano
Donde gozoso verás
De mil naciones lejanas
Sus banderas flamear.

Y tu al mirar orgulloso
Tu grandeza colosal
Con acento noble y firme
Altanero les dirá.

Vedme pueblos, ayer era
Un campo sin cultivar,
Donde solo se escuchaba
Del coro el recio bramar.

Y soy de apuesta República
La segunda Capital,
Soy la joya mas preciosa
Del hechicero Uruguay.

Y á quién, preguntarán ellos,
Debes tal prosperidad?
“A mis nobles habitantes
Y á su virtud fraternal”.