Por Cecilia Eguiluz
Hace poco tiempo escribí en esta columna, sobre el atraso cambiario y algunos de sus efectos negativos. Hice especial hincapié en las frase usada sobre este tema por el Senador Guido Manini Ríos, quién advirtió con voz firme,…“cuidado con los especuladores”.
El atraso cambiario sigue afectando al país y lamentablemente las autoridades económicas siguen sin replantearse la política monetaria. El Banco Central del Uruguay, cuyos expertos están empecinados en contener la inflación por la vía del atraso cambiario, no tiene la humildad de aceptar otras visiones.
Como decía en su momento y reitero en esta oportunidad, esta estrategia ha provocado en el mercado varios inconvenientes, por ejemplo, perjudicó al sector exportador que fue el primero en advertir este problema debido a la pérdida de competitividad. La contestación de los principales del BCU a este sector tenía relación con el crecimiento de la economía, pero este crecimiento no es tal y eso se confirmó lamentablemente también en estos días.
La realidad indica que mantener el dólar en un precio ficticio, a la baja, como es el que tiene Uruguay, no solo afecta a los exportadores, sino también a quienes tengan préstamos en unidades indexadas, ya sean personas físicas o pequeñas y medianas empresas.
Desde Cabildo Abierto se viene advirtiendo que la política monetaria de “planchar el dólar a la baja” es el caldo de cultivo para los especuladores. Estos especuladores inundan el mercado de dólares “baratos” y compran títulos públicos en pesos y en unidades indexadas generando ganancias millonarias por las altas tasas de interés que se pagan en esos títulos. Esta especulación financiera, no genera un solo puesto de trabajo para el país.
En definitiva no se advierte con facilidad algún efecto positivo de mantener el atraso cambiario como una medida antiinflacionaria. Por el contrario se advierten severas consecuencias en los sectores que producen riquezas y en las pequeñas economías familiares y empresariales que han tomado créditos, sobre todo en UI, y que mes a mes aumentan en forma significativa. Por otro lado se beneficia solamente a los grandes especuladores financieros que muchas veces son capitales internacionales.
A este breve apunte quiero agregar dos datos que surgieron en los últimos días, y que a mi modesto entender se suman a esta problemática que venimos analizando. Por un lado, la noticia de que la economía uruguaya desaceleró su crecimiento en 2022 frente a 2021, el último trimestre dió señales negativas al mostrar una caída interanual y desestacionalizada. Esto último ha generado alertas y algunos expertos hablan de recesión económica. Debemos decir que ya a fines del año pasado en esta misma columna mencionamos esto vinculado a la caída de las exportaciones que se dió en el último trimestre del 2022.
La otra noticia reciente es que, el estado uruguayo deberá capitalizar al Banco Central, ya que a fines del 2022 el patrimonio era negativo 201 millones de dólares. Una de las génesis, o la más relevante de este saldo negativo del BCU es precisamente el atraso cambiario, o sea la propia política monetaria del Banco Central de dejar el dólar a la baja, se autogeneró este saldo negativo, algo que hasta parece difícil de entender por lo desacertado.
Por eso es importante insistir en que debe reverse la política monetaria nacional, antes de que los efectos sean mayores. Lamentablemente hasta el momento las advertencias que viene haciendo Manini Ríos al respecto se vienen cumpliendo. Sería bueno que se escuchara con más atención a este socio de la coalición nacional que no solo genera gobernabilidad y firmeza, sino que advierte con claridad situaciones que deben ser atendidas a tiempo por el bien de todos.
