Seúl es una ciudad chica para las más de 25 millones de personas que viven en ella. Por eso los espacios hay que aprovecharlos, casi no existen las plazas y los parques y los campus de las universidades son aprovechados por familias con niños. Un cine puede estar en el octavo piso de un edificio y un restaurante en un subsuelo. Al mismo tiempo es un lugar donde abundan las propuestas innovadoras como por ejemplo un café en el que, entre bocado y bocado, se puede acariciar ovejas. Esas ideas funcionan como modelo de negocio, según cuenta Valentina Frioni Palumbo una de las estudiantes de la Licenciatura en Negocios Internacionales e Integración de la UCU que vive un semestre intercambio en la capital surcoreana.
UNA RICA EXPERIENCIA
Fue un semestre en el que tanto Valentina como sus compañeras vivieron desde adentro la cultura coreana. Las tres estudiaron en la Sogang University, universidad jesuita ubicada entre las de mayor prestigio de la península, Alma mater de gobernantes de primer nivel. En la información (en base a un informe de la UCUDAL) se valora que Valentina, destaca la cultura de respeto hacia el otro de los coreanos. “Están acostumbrados a dejar sus cosas en cualquier lugar porque saben que nadie las va a robar. También saben que pueden caminar en la noche sin miedo”, destaca. “Hay muchas cosas de su cultura que, para aprenderlas, es indispensable vivirlas en el día a día y experimentarlas”, agrega.
Para ella, el semestre en Seúl fue una experiencia que “valió la pena. Estoy muy agradecida con la UCU por darme esta posibilidad que me aportó mucho en lo profesional y en lo personal”.
ARRAIGO A SU PAÍS
En la cultura coreana es importante el aspecto visual de las personas. No se ve a un coreano mal vestido, ni casual-elegante. Lo mismo con las mujeres, siempre están muy bien vestidas y la cara maquillada con tonos suaves. En Corea SE aprende a tener orgullo de sus raíces “ellos son muy patriotas y creo que al uruguayo le falta eso. No solo sacar la bandera durante los partidos de la selección, también nos falta presentar a Uruguay con su costado bueno. Ellos son arraigados a su pasado, sienten orgullo de haber superado todas las dificultades, desde las guerras hasta la colonización por mano de los japoneses en 1930, que les dejó una herida profunda”, agrega.
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