
Por Cary de los Santos.
Continuando el relato de la actuación heroica del Villa del Salto, el baqueano francés – don Pablo A. Dugrós, que estaba destinado como práctico de la Escuadra Brasileña en el bombardeo de Paysandú, luego del acontecimiento bélico, relataba la actuación heroica de los bravos orientales:
“…Como el coronel Palomeque prometiera que desarmaría al «Villa del Salto» mandado entonces por un tal Ribero, los buques brasileños retornaron de inmediato a Paysandú, con los «fuegos recostados» (semiapagados), aprovechando la corriente a favor. Con no poca sorpresa, el 7 de setiembre y cuando se encontraban entre la meseta de Artigas y Chapicuy, vieron venir a toda máquina, navegando sobre la misma costa argentina al «Villa del Salto», engalanado con tres grandes banderas nacionales: una a popa y las otras dos en los mástiles de popa y proa. Al enfrentar a los buques brasileños la tripulación del «Villa del Salto» trepándose por las jarcias con las espadas y machetes desenvainados gritaron a los marinos imperiales entre otras cosas, lo siguiente: ¡Viva el Presidente de la República!, ¡Mueran los macacos, esclavos del emperador del Brasil!…” .
RUMORES DE EMBARQUE
EN EL VILLA DEL SALTO
Días antes del 7 de setiembre, algunos buques imperialistas estuvieron de patrullaje por el Río Uruguay, con el único fin de apresar al vapor de guerra oriental “Villa del Salto” y al vapor argentino “Salto”. En el primer caso, no era de extrañarse, además era de público conocimiento que se había solicitado su desarme; pero en el segundo caso, es lógico pensar lo siguiente: a los brasileños les había llegado el rumor del embarque de un grupo de hombres integrantes de la Guardia Nacional, que tenían cómo único objetivo tomar al “Villa del Salto” y conducirlo hasta Paysandú.
¿BANDERA ITALIANA U ORIENTAL
PARA EL VILLA DEL SALTO?
El diario rosarino “El Ferro-Carril”, comunicaba en su edición del 8 de setiembre de 1864, una noticia atrasada, que decía:
“El Villa del Salto. Y va de novedades. El Vesubio, es decir, el General Artigas, lleva órdenes del Gobierno de Montevideo. Para que aquel vapor fuera entregado á su dueño, el Sr. Ángel Barilaro. Los papeles para el cambio de bandera, estaban ya en regla. El Sr. Barbolani no puso inconveniente en que el Villa del Salto tomara también bandera italiana. Con este, son tres. Adelante”.
Embanderar al vapor “Villa del Salto” con los colores de Italia, tenía su justificación para evitar su apresamiento o hundimiento, aunque el valiente capitán Pedro Ribero, decidió embanderar al buque de guerra con tres banderas orientales y desafiar a toda la escuadra imperial en pleno festejo de su independencia, cuando nadie esperaba esa osadía.
¡VIVA EL PRESIDENTE! ¡Y MUERAN LOS MACACOS ESCLAVOS DEL EMPERADOR!
Cuando hace la aparición el vapor “Villa del Salto”, venía navegando con una buena marcha de su máquina, a favor de las corrientes provocadas por la crecida del Río Uruguay, y navegando sobre costa entrerriana. No obstante, los buques imperiales por la situación ventajosa del vapor oriental, no podían disparar sus cañones para evitar que las cargas dieran en territorio argentino y provocarán otro conflicto con los federales. La única salida de los brasileños, era esperar que los fuegos de las calderas de los buques, levantaran presión para poder marchar en persecución del aventajado y ligero “Villa del Salto” que los había insultado, se les escapaba y los aventajaba a gran distancia. Aunque don Orlando Ribero, refiriéndose a la aparición del buque oriental y la reacción de la nave imperial “Jaquitihonha” al avistarlo, dice:
“…Observé apresuradamente caían al centro del buque las banderas, y cuando pasaba por su costado el «Villa del Salto», le hicieron un tiro de cañón; éste contestó con otro y una descarga de fusilería; después de haberlo pasado viró de bordo é hizo otro disparo de cañón, pero no dio ninguno en el blanco: por estar fondeado el buque brasilero, sin duda, no pudo maniobrar bien…”
Otro testigo, “Don Pablo A. Dugrós”, desde otra perspectiva, nos relata:
“Yo me encontraba a bordo de la «Yiquitiñoña», al mando del comandante don Antonio Ferreira y anclada frente mismo al saladero «Paysandú», distante doce o quince kilómetros de esta ciudad. De pronto vimos que se aproximaba el «Villa del Salto». Nosotros que ignorábamos lo que había ocurrido horas antes, nos encontrábamos embanderados en arco, festejando la fecha de la Independencia del Brasil, 7 de setiembre. Así las cosas hicimos al barco oriental un disparo de cañón por elevación, para que detuviese la marcha; pero lejos de obedecernos, nos disparó primero, una descarga de fusilería; y luego, un fuego graneado sostenido, del que todavía estoy entusiasmado, por el valor y la decisión con que se hizo.
A nuestra vez, contestamos con seis disparos de cañón, que no dieron en el blanco. Como media hora después, llegaba la «Bell Monte» y la «Araguaya» a cuyo jefe superior impusimos de lo ocurrido, prosiguiendo los tres buques, la marcha, corriente abajo. El «Villa del Salto», así apremiado, embicó en seguida para escapar a nuestra persecución, en un barrial de la costa, dentro del mismo puerto de Paysandú; y nosotros continuamos la marcha, hasta la desembocadura del Arroyo Sacra. Al cruzar frente al puerto, las fuerzas de Leandro Gómez, distribuidas en donde hoy está la Aduana y sus proximidades, nos gritaban con todas las fuerzas de sus pulmones, – entre otras cosas – «¡Viva el Presidente de la República!, ¡Mueran los macacos esclavos del emperador del Brasil!!»…”
(Continuará en la próxima edición)
Casco del Villa del Salto, luego de haber sido incendiado.
Fotografía de Margalet Maglio (Techa) de la campana original del buque heroico, publicada en Facebook del Gran Hotel Concordia.