martes 7 de mayo, 2024
  • 8 am

Los “pancistas” de la democracia

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Por el Dr. Fulvio Gutiérrez
El pasado lunes 26 de junio, y bajo el lema “Por siempre democracia”, se recordaron los 50 años del golpe de Estado de 1973. A tales efectos, en el Parlamento, se realizó una recreación de la última sesión previa a la disolución de las Cámaras, con la presencia del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, la Vicepresidenta Beatriz Argimón, las más altas autoridades civiles y militares del gobierno nacional, los ex presidentes Julio Ma. Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica, y miembros del cuerpo diplomático. Se recordó una serie de hechos relacionados con el acontecimiento, se reprodujeron los discursos que pronunciaron en aquella sesión Wilson Ferreira Aldunate, Amilcar Vasconcellos y Enrique Rodríguez, y se rodeó el Palacio Legislativo con miles de velas encendidas. La Vicepresidenta en su calidad de Presidenta de la Cámara de Senadores y de la Asamblea General, comenzó su discurso diciendo, «Hoy queremos ratificar nuestro compromiso democrático, desde este Parlamento elegido democráticamente por la ciudadanía. Por ello, todos los partidos políticos quisimos, a 50 años de aquella sesión del Senado, encontrarnos para recordarlo», señaló la vicepresidenta. Y finalizó con estas palabras: “En el más absoluto clamor que sentimos, en especial quienes formamos parte de esta casa, tenemos la necesidad de decir: por siempre democracia”. Por su parte, el ministro García en una entrevista que se le realizara, reflexionó que “hace cincuenta años se deba el golpe de Estado por las Fuerzas Armadas que desconocieron el mando constitucional, así como por civiles que fueron funcionales”.
Me detengo en estas expresiones, porque sin quererlo, ellas reflejan dos cosas que siempre he pensado y que llegó el momento de decirlas. En primer lugar, el golpe de Estado no fue militar, sino cívico/militar, porque los militares que tenían las fuerzas de las armas, no hubieran destruido nuestra institucionalidad si no hubieran contado con la colaboración de civiles, que actuando como cretinos útiles, respaldaron, justificaron e hicieron posible la concreción de semejante atropello a nuestro sistema democrático. Hoy, muchos de ellos, que por lo menos tienen vergüenza, se llamaron a silencio; y otros, que se rasgaban las vestiduras en defensa de nuestra democracia, sin ningún pudor se subieron al carro del horror de la dictadura como mercenarios que embolsaron sus sueldos en cargos ilegítimos.
En segundo lugar, hubo un grupo grande de hipócritas que en actos del día siguiente o en entrevistas personales, salieron en defensa de una democracia en la cual no solo no creen, sino que un día sí y otro también, trabajan como hormigas para destruirla, por el simple hecho de ser de la izquierda marxista, cuya teoría los obliga a ello, y como consecuencia, se exteriorizan como traidores de la más baja calaña. El comunista no es demócrata, no cree en la democracia y no le importa la defensa de los derechos humanos porque tampoco cree en su existencia. Cree solo en la lucha de clases, en la utopía de dictadura del proletariado, en el avasallamiento de los derechos individuales, en el autoritarismo y en el totalitarismo. Mientras es oposición se pasa la vida reclamando una supuesta defensa de la democracia, como ocurre en Uruguay. Pero cuando toma el poder, la destruye y como consecuencia, crea una dictadura que desconoce los derechos humanos de sus gobernados, niega la existencia de pluralidad de partidos políticos y por tanto la celebración de elecciones libres, elimina la propiedad privada, y elimina de cuajo la existencia del derecho a la libertad en todos los sentidos. Vean lo que pasa en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Son pancistas, en la medida que se acomodan a lo que creen más convenientes a sus propios intereses y tranquilidad. Y la forma en que se manejaron dentro de este recordatorio, eludiendo la autocrítica a su apoyo en febrero del 73 a los Comunicados 4 y 7, del Ejército y la Fuerza Aérea(la Armada no acompañó y se mantuvo en defensa de la Constitución) es la aprueba palmaria de ello. Por eso lo del título.