Por el Padre Martín Ponce De León
Cuando los relatos evangélicos dicen de Jesús hablando del Reino de los Cielos dicen que comenzaba diciendo: “Se parece a…”
En oportunidades muchas veces se olvidan tales palabras y se quedan con la literalidad de esos textos de los relatos evangélicos.
“Se parece a…” quiere decir que sus palabras no pueden tomarse al pie de la letra y, mucho menos, aferrarse a ellas a pie juntillas.
“Se parece a…” quiere decir que hay similitudes pero también diferencias y ello exige una tarea de búsqueda e interpretación.
Diferencias que muchas veces debemos verlas desde una manera de decir conforme a la realidad cultural de su tiempo.
Jesús o podía evitar hablar para un grupo de personas que tenían una determinada cultura y ello resulta imposible no tener en cuenta.
Jesús no tiene discursos cargados de teología abstracta puesto que tenía plena conciencia de que sus auditorios eran de gente sencilla y de una cultura muy limitada.
Jesús era un líder que se adecuaba perfectamente a la capacidad de sus auditorios. Por eso habla de forma muy sencilla y utilizando ejemplos que pudiesen ser fácilmente comprendidos.
Cuando nos quedamos en la letra de lo que los textos nos proponen no estamos obrando correctamente ya que ello no es lo que Jesús nos quiere decir y mucho más cuan do ese texto va precedido por un “Se parece a…”
Este modo de hablar nos plantea la dificultad de que se debe buscar la verdad detrás de un texto concreto.
Nos resulta imposible tener la absoluta certeza de que nuestra lectura es correcta por más que, con toda buena voluntad lo hagamos.
Sin lugar a dudas Dios no se nos impone para que asumamos nuestras opciones en el maduro uso de nuestra libertad.
Si se nos mostrase desde certezas no tendríamos la libertad de elegir sino que optaríamos por lo suyo sin pensarlo ni dudarlo.
Por ello es que las dudas siempre van a estar presentes en nuestras opciones.
No siempre nuestras opciones son entre una buena y una mala ya que, en oportunidades, debemos optar entre una buena y otra también correcta.
Tenemos algunas pautas que nos pueden ayudar a saber cuál puede ser la opción más correcta.
Siempre ha de ser una opción que promueva los valores del Reino.
Será algo que haga brotar trozos de dignidad en los demás o en ese beneficiario de la actividad.
No se ha de limitar a promover intereses particulares. Siempre estarán promoviendo el bien común.
Lo del Reino siempre nos lleva a la intemperie. No se limita a un enriquecimiento espiritual sino que dice de compromiso con los demás.
Podríamos continuar con algunas pautas pero son realidades que usted ya conoce y ha aplicado en más de una oportunidad. Necesitamos tener la audacia y la disponibilidad interior de buscar y no quedarnos con lo que dice sino que debemos tener presente que “Se parece a…”
No siempre lo nuestro es todo acierto ni todo error y ello debemos aceptarlo y saber convivir con tal cosa puesto que siempre nos sucederá.
Pero junto a esa nuestra realidad está Jesús que nos estará diciendo “El Reino se parece a…” para que hagamos de todo lo nuestro un prolongado intento por llegar a la verdad.
Una verdad que no es teórica sino que es un estilo de vida que debemos asumir motivados por el amor.
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