Por Melisa Ferradini
En este momento del año estamos viviendo un tiempo de reflexión, de tomar distancia de nuestro día a día y hacer un balance, de analizar lo que hicimos y lo que aún nos falta hacer. En realidad las fiestas son muy esperadas por algunos y por otros no tanto. Porque les traen nostalgias les implica mirar para adentro y realmente les cuesta más.Por qué no se pueden reunir con las personas que quieren o por qué no se sienten felices. Como que la situación de fiesta amerita una actitud de alegría. Que realmente no es fácil para todos. Para algunos sí y para otros no.
CAMBIO dialogó con la Licenciada en Psicología Gisela Caram acerca de lo que sucede con los balances de año y su relación con los procesos emocionales.
BALANCE NECESARIO
“En cuanto al balance sí creo que es necesario hacerlo”, relata la psicóloga. “Capaz que no para todo el mundo pero si es importante hacer un balance del año. Planificar metas que uno tenga, escribirlas porque es importante esto de escribirlas. Porque ayuda mucho a uno aun que uno se las olvide pero que quedan plasmadas y queda lo que uno está pensando”, relata. “Queda en un papel y eso es importante. El balance de la vida nunca es perfecto. Siempre cometemos errores pero la cuestión en poder verlos y aprender. Reparar lo que se pueda y seguir adelante con más cuidado para no repetir lo que no sirve. Las preguntas que uno tiene que hacer es; ¿Quiero seguir como a hasta ahora?, ¿Para qué?, ¿Para quién? Lo hago por mí o por lo demás. ¿Cuáles son mis prioridades? ¿Crecí?, ¿Estoy conforme como estoy viviendo? Frente a todas estas preguntas sacar la idea eje, que es de alguna manera sentir que uno no pierde el eje de uno mismo”.
LA FAMILIA EN LAS FIESTAS
Continúa diciendo y destacando que las familias han cambiado tanto. Cada vez hay más diferentes tipos de familia; monoparentales, ampliadas, extendidas, etc. Muchas veces se van dividiendo por ejemplo los niños y los adolescentes que tienen a sus padres separados. Tienen que ir uno para una fiesta para un lado y otros para la otra fiesta. En alguna fiesta los padres se van acomodando aquí o allá. De pronto estos son cambios bien diferentes a como era una Navidad que en realidad es donde la familia se junta toda. En otro tiempo que había más familias nucleares se juntaban mucho más. Había mucha más gente. Probablemente que ahora la gente se va dividiendo tanto. Hay gente que vive la Navidad y sobre todo cuando hay niños con mucha felicidad con muchas ilusiones. Pero hay etapas para todo y capaz hay que pensar al Fin de Año como una fecha para encontrarse con personas que hace tiempo que uno no ve o llamar a esas personas que hace tiempo que no estás en contacto. Pero que si son significativas en tu vida. Resolver y pensar que uno de pronto tiene que resolver temas más de uno. Como los resentimientos, las frustraciones y planificar la vida para adelante pensando como resuelvo esto y como los voy sanando estos “no puedo”, enfatiza. A esa cosa de que tiempo pasado fue mejor. Cada tiempo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Como que la cuestión está en cómo cada uno poder juntar o rever todo lo que pudo hacer y todo lo que no pudo proponérselo para el siguiente. Planificar metas y día a día ir tratando de lograrlas.
LAS EMOCIONES
En cuanto a la tristeza y la ansiedad, como uno baja yo creo que cada vez hay más cosas, mas cuestiones que llevan y ayudan a que cada uno este como más en armonía con uno mismo. A la respiración consciente, al yoga y la meditación. Ayudan a bajar la ansiedad y a estar en contacto con uno mismo. Mas en tranquilidad y bajando los niveles de ansiedad. Que no simplemente se bajan con medicamentos o con los otros, sino con uno mismo. Pensar que el año que se va debería ser una muestra de lo aprendido. Que todas las experiencias que tuvimos buenas o malas deberían usarse para entender mejor la vida. Para optimizarla y que las personas pasan o quedan. No depende solo de cada uno sino de lo que uno se pueda haber construido en relación a uno y con los otros. Pensar también que no podemos vivir de historias pasadas ni de recuerdos. Porque hay que darse la oportunidad de creer que lo mejor está por venir.