jueves 21 de noviembre, 2024
  • 8 am

Evolucionar

Cecilia Eguiluz
Por

Cecilia Eguiluz

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Sol

Por Cecilia Eguiuz
Hoy voy a referirme nuevamente sobre nuestro departamento de Salto. Estoy convencida que nuestro departamento necesita una rápida, pero precisa, “vuelta de tuerca” al estado de situación abandónica en el que se encuentra tanto la ciudad como la campaña. Pero para lograrlo será necesario que quienes vivimos acá tomemos riendas en el asunto y pongamos manos a la obra, debemos involucrarnos.
Algunos dirán, ¿hay esperanza de mejorar? Por supuesto que sí, ¡debe haberla!, porque si perdemos la esperanza nos gana la desidia y prospera el abandono; pero, para ello deberemos involucrarnos, hacer algunos sacrificios y, sobre todo, exigir más a quienes nos representan o pretenden representarnos.
Hace mucho tiempo un amigo me decía “no me gusta política, la política es sucia… no sé como a vos te puede gustar”, a lo cual le respondía algo de lo cual estoy muy convencida, “la política en sí misma, no es ni mala, ni sucia, ni perversa, la política es una gran herramienta de cambio y transformación, que algunos la usen de forma equivocada o egoísta es otro tema…”.
El problema es que mucha de la gente que domina los círculos políticos, piensa exclusivamente en sus ventajas personales, familiares, profesionales o simplemente en obtener un cargo en el Estado, en lugar de priorizar un interés colectivo. Entonces no es “un problema de la política”, sino que el problema son algunos políticos que usan la herramienta política para beneficio personal.
Años después, mi amigo se vio envuelto en un “problemón” del cual solamente podía salir a través de gestiones que podían ser solamente hechas por políticos, simplemente porque había sido perjudicado por decisiones políticas equivocadas. Entonces no tuvo más alternativa que vincularse con el sistema político, de todos los partidos, y fue ahí cuando entendió que aunque el denostaba la política y ni siquiera ejerciera el derecho al sufragio, estaba condenado a que las decisiones políticas sí se metieran con él, con su negocio, con su patrimonio y hasta su familia.
Muchas veces, el propio Estado, a través de sus decisiones políticas o de su andamiaje burocrático crea una suerte de “trampa mortal” para los ciudadanos. Para que las jerarquías puedan entender un problema y solucionarlo, hay que ir, golpearles la puerta directamente y explicarles. Es en este tipo de situaciones que uno entiende que no se trata de la política, sino de las personas que la manejan. En ese momento podemos encontrarnos con personas que no darán marcha atrás y persistirán en su error, cegados por sus intereses o por su soberbia; también podremos encontrarnos con otros dispuestos a escuchar y buscar soluciones o al menos intentarlo, podemos encontrarnos con personas que digan que no pueden hacer nada; u otros que dirán, no te preocupes “¡vamo arriba!, ¡quedate tranqu!” y después no nos atienden más.
Es así, que la diferencia radica en las personas, en sus intereses, en sus objetivos, en quienes los rodean, quienes influyen en sus decisiones, en su experiencia, y entre otras cosas, en saber decir que NO, cuando deben hacerlo.
Hoy, Salto está sumido en la desidia del gobierno departamental, una intendencia que va a terminar sus últimos meses de gobierno, en manos del Partido Comunista, algo que sin dudas no es lo que quería la mayoría de los Salteños.
De esta situación son responsables los propios dirigentes de los partidos de la oposición, quienes en 2020, por priorizar sus egos, decidieron entregar nuestro departamento al Frente Amplio, pero eso ya lo sabemos todos.
Es tiempo de levantar la mirada y empezar a involucrarnos con todas nuestras fuerzas para mejorar Salto, a la abandonada ciudad y la olvidada campaña. Es tiempo de empujar a los emprendedores locales y fijar metas serias proyectando 30 años al futuro.
Hay esperanza, ¡claro que sí! Pero como dijo Artigas “nada debemos esperar que no sea de nosotros mismos”, hay que evolucionar.