Dr. José A. Techera.
Consejero Regional Norte CMU
La Siniestralidad vial es un problema de salud pública, porque sigue siendo inaceptablemente alta y representa la 1er causa de mortalidad de la población joven en el mundo.
Tiene consecuencias graves para las economías en desarrollo, con alto costo para los países con ingresos bajo y medio que llega a un 6% del PBI anual debido a la pérdida económica y los gastos cuantiosos en salud que conlleva.
La OMS estima que 1,35 millones de personas mueren anualmente en el mundo por esta causa.
Todo esto exige repensar la movilidad como única solución posible priorizando a las personas en lugar de los vehículos, urge mejorar la seguridad de los peatones y los ciclistas priorizando la transitabilidad a pie en las zonas urbanas, e impulsar inversiones en infraestructura de transporte seguro para reducir las muertes en rutas viales.
Según datos de la Unidad Nacional de Seguridad Vial el año 2023 registró 422 fallecidos en Uruguay.
La tasa de mortalidad de los siniestros viales fue de un 11,8 cada 100.000 habitantes, ocurriendo 51,9% a nivel departamental y 48,1% en rutas nacionales.
En relación a los vehículos a nivel departamental el 61,2% de los fallecidos circulaban en motos, mientras que en las rutas nacionales el 48,3% de los fallecidos circulaban en auto o camioneta, mientras el 31,5% lo hacía en moto.
En cuanto a las franjas etarias el 16,4% estaba entre los 20 y 24 años, el 10,9% entre los 25 y 29 años de edad.
Cerca de la mitad de los siniestros fatales ocurren los fines de semana, más de la mitad de los fallecimientos ocurren en el mismo lugar, los restantes en servicios asistenciales como consecuencia del daño primario y por el daño secundario (shock, sangrado, injuria encefalica grave, insuficiencia respiratoria, infecciones, etc).
Los errores más frecuentes que se registran en los conductores que protagonizan un siniestro de tránsito son: uso del celular, estar bajo efectos del alcohol, no uso de casco en motociclistas, sobrepasar los límites de velocidad, no parar ante señales de tránsito o luz roja, presencia de lluvia y neblina, escuchar radio a muy alto volumen, rebasar de manera indebida.
La sobrevivencia y la posibilidad de recuperación al padecer un siniestro de tránsito dependen en gran medida de la atención médica de calidad y oportuna en el mismo lugar, para lo cual es imprescindible contar con un sistema de comunicación y servicios de transporte que puedan evacuar con rapidez a las víctimas y sistemas de emergencia médica que presten primeros auxilios eficaces.
Además de las consecuencias derivadas de la alta mortalidad, importan las que tienen que ver con las secuelas neurológicas, osteoarticulares, respiratorias, etc., que generan diferentes grados de discapacidad física y mental. Esto conlleva una responsabilidad ética de las autoridades políticas, sanitarias y educativas para lograr una apropiada rehabilitación de las personas y familiares afectadas.
Por todo esto el Colegio Médico del Uruguay y las demás asociaciones médicas cumplen obligatoriamente una función activa en las cuestiones relativas al control de la asistencia de calidad y a la prevención de esta problemática colaborando en el acceso a la información a toda la población.
Columnistas