jueves 2 de mayo, 2024
  • 8 am

Vivir la pascua

Por el Padre Martín Ponce de León.
Sí, sé que estás vivo y ello es razón de una sobrada alegría pero no puedo olvidar que debiste pasar por la exigencia de la muerte. Quiero vivirte vivo pero no me agrada el deber compartir la experiencia de la cruz. Quiero limitarme a mirar el domingo y olvidar lo del viernes y sé que ello es un imposible. No me agrada mucho eso de que para llegar a tu vida hay que pasar por la cruz. No es muy de los tiempos actuales el que para lograr la felicidad hay que atravesar los umbrales de la humillación. No es muy de nosotros, hombres de los siglos XX y XXI, eso de que para realizarse hay que negarse a uno mismo. A medida uno va viviendo va descubriendo que es mucho más arcaico eso de necesitar vivir lo del Viernes. Quisiéramos poder encontrar esos atajos que nos lleven directamente al domingo y nos permitan saltear lo de ese día que no es nada grato. La vida se encarga de hacernos saber que siempre hay un Viernes Santo en nuestra existencia. La verdadera felicidad no pasa por un no tener dificultades, problemas o sinsabores sino en saberlos vivir correctamente. Uno quisiera pedirte ese cambio en las exigencias pero debe reconocer que ni Tú pudiste librar de tales condiciones. Sabido es que no es una cuestión que pueda adaptarse a los tiempos que corren sino que es deber nuestro saber vivir la vida de tal forma que siempre vivamos la totalidad de la Pascua. Sé que no te extraña que no me agrade mucho esa necesaria necesidad del deber vivir la cruz puesto que a Ti tampoco te agradó tal cosa. Sin duda que eras igual a nosotros en todo menos en el pecado. ¿Sabías lo del domingo y, por ello, aceptaste lo del viernes? Muy en claro que se tiene el cómo es la cosa pero…….. ¿Por qué es tan duro de aceptar?. Muchos serían tus seguidores si no fuese por toda esa dura exigencia de la necesidad de llegar al domingo debiendo pasar por el viernes.
Ya sé que me dirás que no es una cuestión en la que importan los números sino un espacio donde importan las convicciones. Te iba a decir que es allí, en la vivencia del viernes, donde flaquean las convicciones pero sé que me habrás de decir que es, también allí, donde se fortalecen auténticamente las convicciones que se pueden jactar de ser tales. Siempre habrás de tener una respuesta para hacerme saber que es un imposible el cambiar las exigencias de la Pascua.
Mirarte en la cruz es una experiencia que tiene algo de magia y de encanto. Pero algo muy distinto es descubrir que quien debe estar en la cruz es uno mismo.
Allí la magia se desaparece y el encanto se destroza en cien mil pedazos y solamente me asalta un deseo incontenible de pasar cuanto antes al domingo. Ahora mientras te iba hablando iba tomando conciencia de una cosa ¿qué gracia tendría el domingo sin haber vivido el viernes? Sería, únicamente un día más y sobradamente sabemos que con facilidad nos hartamos de los días cuando ellos son simplemente uno más. Te aviso que no me gustan ni me agradan pero……… no cambies las exigencias de la Pascua , cambia mi corazón para que sepa vivirlas.